Y en el presente contexto de virtualidad y aprendizaje híbrido, alcanzar estas exigencias ha resultado particularmente desafiante para el profesorado de inglés que trabaja a distancia.
En este sentido, a continuación algunos consejos y recomendaciones para docentes y clases en línea.
1. Configurar un entorno adecuado para dar clases en línea
Escoger la tecnología adecuada y generar un entorno propicio para el aprendizaje del idioma es elemental para brindar clases en línea efectivas. Es que, independientemente del rango etáreo de los estudiantes, la virtualidad siempre implica desafíos en relación con la atención y las capacidades para mantener la concentración.
Y esos desafíos se nutren de aspectos tales como una mala conexión, una calidad de imagen difusa o problemas de audio, en tanto todos afectan el desarrollo de una comunicación saludable.
En tal sentido, siempre que así sea posible, adjudicar un área específica del hogar para dedicar únicamente a dar clases de forma rutinaria hará que la enseñanza de inglés en línea sea más efectiva.
Generar un entorno cultural del idioma en el que solo se utilice el inglés para la comunicación, así como escoger las plataformas adecuadas y contar con herramientas y materiales didácticos al alcance de la mano en este espacio, también ayudará a potenciar la creatividad y la fluidez durante las lecciones, reduciendo así el margen de distracción entre estudiantes.
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2. Comprender las necesidades de los estudiantes
Estas dependerán de diversos factores, desde el tipo de programa y grado de la carrera a la edad, el nivel y los resultados de aprendizaje esperados que se plantea cada estudiante.
Mientras que algunos pueden tener un mayor interés en la cultura y en aprender inglés como lengua extranjera, en contar con las herramientas necesarias para mantener una conversación en el idioma desde cero, otros pueden estar preparándose para un tipo de examen en particular o buscando mejorar sus habilidades con un objetivo específico, como hacer periodismo en inglés o articular una carrera profesional a través del idioma.
Las posibilidades son amplias, pero identificarlas y comprenderlas permitirá formar grupos con estudiantes que compartan características comunes en cuanto a sus metas, diseñar clases personalizadas para alcanzarlas y proponer actividades que realmente permitan retener la atención de los estudiantes durante las clases de inglés a distancia.
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3. Planificar cada clase e incluir resultados de aprendizaje esperados
Conocer a los estudiantes y planificar cada clase en función de sus verdaderas necesidades es una saludable forma de buscar aumentar sus motivaciones y su entusiasmo por aprender inglés. Por otra parte, establecer también resultados de aprendizaje esperados permitirá constatar cómo se está avanzando en el proceso y extender esa motivación.
En este sentido, como docentes, durante la preparación de cada lección es conveniente preguntarse por el objetivo concreto de la instancia. También lo es establecer una meta mensurable, es decir, resultados de aprendizaje esperados que se puedan medir y celebrar una vez sean alcanzados.
Por ejemplo, en el hipotético caso de que el objetivo de un estudiante sea adquirir el inglés como lengua extranjera, un objetivo de aprendizaje para una clase podría ser aprender a hablar sobre su familia o grupo de pares.
Mientras tanto, si el estudiante es también un docente y su objetivo es la formación profesional de profesores de inglés, los resultados de aprendizaje esperados tendrán otro nivel de dificultad y estarán más relacionados, por ejemplo, con las prácticas cognitivas y pedagógicas.
Asimismo, tampoco es extraño que no exista un objetivo específico reconocible al estudiar inglés. De hecho, ocurre a menudo entre niños y jóvenes y, a veces, también entre adultos: algunas personas simplemente no se plantean el aprendizaje del inglés con un objetivo determinado.
No obstante, adquirir un nuevo idioma siempre abre nuevas oportunidades. Más aún cuando se trata del inglés, el idioma más hablado del mundo.
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4. Diseñar clases altamente interactivas
La necesidad de retener la atención y los desafíos a la concentración atraviesan de algún modo todos los puntos que hemos referido. Y es que, como es sabido —y como puede verse en mayor profundidad en el artículo “5 nuevas tendencias educativas que están transformando la forma de aprender”, cuya lectura también recomendamos—, la disminución de la capacidad humana para mantener la atención en la era digital es un hecho constatado ya por un amplio cuerpo de literatura científica.
Por su parte, las microlecciones, el nanoaprendizaje y algunos aspectos del enfoque STEAM, por ejemplo, son mecanismos que han ofrecido notables resultados frente a estos desafíos. Cada abordaje tiene características propias, pero todas confluyen en el carácter altamente interactivo y actual de su naturaleza.
A este respecto, diseñar clases con materiales didácticos y contenidos específicos, breves y condensados, con los que los estudiantes puedan interactuar desde sus hogares, aumenta notablemente las posibilidades de retener información y de evitar la pérdida de concentración, razón por la cual cada vez cobra más protagonismo en el profesorado de inglés a distancia.
Además de interactivos e interdisciplinarios, como ocurre con el enfoque STEAM, los contenidos didácticos con mayor sensibilidad por el estilo y la agilidad de sus narrativas, sus elementos gráficos y audiovisuales, son los que mejores resultados alcanzan cuando se trata de captar y retener la atención del estudiante en el contexto de la era digital.
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5. Actualizar conocimientos disciplinares y técnicos
Hacer un postgrado orientado a actualizar el conocimiento disciplinar y profesional de los docentes de inglés permite alcanzar una mirada contextualizada de la realidad local y regional en la enseñanza del idioma, así como de las prácticas pedagógicas contemporáneas y las exigencias del mundo profesional actual.
En ese sentido, actualizar conocimientos disciplinares y técnicos resulta un factor determinante en el particularmente competitivo entorno del profesorado de inglés uruguayo, donde se encuentra buena parte de los docentes de inglés mejor calificados de toda la región, pero donde también puede constatarse que uno de cada tres profesores de esta lengua no posee un título como tal.
De acuerdo al informe Una obra en avance: Los docentes y la enseñanza del inglés en América Latina (2019), del centro de estudios de Diálogo Interamericano, en Uruguay, solo el 68 % del profesorado de inglés cuenta con diploma habilitante de enseñanza. Asimismo, los docentes de inglés uruguayos están entre los mejor calificados de la región.
El informe también destaca varias políticas uruguayas relacionadas con la enseñanza de inglés en el país. Una de estas es la meta Uruguay Plurilingüe 2030, que, entre otras cosas, busca que todos los docentes tengan un nivel C2 (Proficiency) para ese año. A este respecto, actualmente Uruguay exige que todo el profesorado de inglés en la educación primaria tenga un certificado C1 (CAE) y un certificado C2 en el caso de la educación secundaria.
El reverso de la alta exigencia uruguaya destacada por el informe es que los profesionales con formación docente para cubrir todas las demandas necesarias resultan insuficientes, dejando entrever que la especialización y la formación profesional en la enseñanza de inglés marca una sustancial diferencia en términos de competitividad.
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