El liderazgo educativo es un tema que ha sido ampliamente discutido, pero que aún hoy en día sigue siendo crucial.
En el taller “Liderazgo pedagógico y organizacional: dos dimensiones y un mismo rol”, la Dra. Andrea Tejera Techera, la Dra. Mariela Questa-Torterolo, la Mag. Florencia Racioppi y el Mag. Diego Lapido destacaron la importancia de pasar de la teoría a la acción para impactar verdaderamente en las comunidades educativas.
Además de compartir las claves para fortalecer el liderazgo pedagógico y organizacional, en la actividad desarrollada en el marco del ciclo de talleres del Programa de Desarrollo Docente de Fundación ReachingU —titulado “El docente como agente de cambio: aportes para la mejora de las prácticas docentes”—, los expertos invitaron a los participantes a reflexionar sobre cómo transformar sus instituciones.
Las claves del liderazgo pedagógico
Primero lo primero: ¿qué es el liderazgo? “Un proceso que procura movilizar a la comunidad educativa hacia el logro de objetivos comunes, centrados en la mejora continua de la enseñanza y del aprendizaje”, explicó la Dra. Andrea Tejera Techera, para dar comienzo a su exposición.
Si bien es un tema “importantísimo”, la coordinadora académica del Master en Gestión Educativa y del Master en Formación de Formadores también confesó que no es “novedoso”. Hace tiempo que se viene hablando del liderazgo pedagógico, por eso, optó por enfocarse en los cambios que se pueden potenciar desde la acción.
Para impulsar el liderazgo en las organizaciones, recomendó trabajar con una perspectiva de fortalecimiento de la participación dentro y fuera de los centros educativos.
Para ello, en primer lugar, se necesita reconocer a las personas que conforman el entorno organizacional y comunitario, así como conocer sus intereses y percepciones. Con estos vínculos básicos consolidados, luego es posible embarcarse “con mayor asertividad” en acciones de colaboración y cooperación.
La clave está en el empoderamiento: todos podemos ser parte de este proceso de liderazgo y todos tenemos algo para aportar.
Dra. Andrea Tejera Techera
En el día a día, los requerimientos de carácter administrativo suelen alejar a los líderes de la dimensión pedagógica. Pero, según Tejera Techera, reflexionar sobre la práctica es un elemento esencial. “Si no lo tenemos, probablemente estemos más a la deriva o flotando en el mar de lo que nos presenta la realidad”, sentenció.
A su vez, la coordinadora presentó dos tipos de liderazgo complementarios. “No creemos que se trate de elegir uno u otro; dependerá de los momentos que atraviesan las organizaciones y de las personas”, aclaró.
Por un lado, el transformacional o transformador, en el que la figura del líder ocupa un lugar fundamental, a la hora acompañar a la comunidad para que los objetivos se cumplan. Por otro, el liderazgo distribuido, que tiene un mayor peso en los equipos y en las capacidades de los individuos, para sostener los procesos desarrollados en las organizaciones.
El impacto del liderazgo
“Hay muchos estudios que identifican que el tipo de liderazgo que se ejerce en un centro educativo influye en los resultados de aprendizaje de los estudiantes”, aseguró la Dra. Mariela Questa-Torterolo, quien agregó que no solo hay efectos en los resultados académicos, sino también en la asistencia y en las tasas de egreso.
Por dicha razón, la coordinadora académica adjunta del Master en Gestión Educativa y del Master en Formación de Formadores invitó a la audiencia a pensar sobre los impactos o efectos del liderazgo, que no solamente tienen consecuencias en la persona que lo practica.
Por ejemplo, en lo que respecta a la dimensión personal. “Nos guste o no, debemos tener siempre en cuenta que, como líderes, somos un modelo a seguir”, destacó. A veces es difícil visualizarlo, no obstante, hay que tener presente que la forma en la que se ejerce el liderazgo puede “inspirar a que los otros también entren en acción”.
De hecho, la literatura señala que el apoyo que los docentes reciben por parte de los líderes influye en su bienestar socioemocional. Y, según lo que Questa-Torterolo precisó, aumenta “la satisfacción para ir a trabajar, para proponer cosas nuevas en las aulas y para fomentar la innovación pedagógica”.
“El clima laboral y la cultura organizacional dependen mucho del estilo de liderazgo que se desarrolle”, resumió. Y, en ese sentido, recalcó que es importante tener presente que no solo existe una “obligación hacia lo pedagógico”, sino que hay “una obligación como líderes también hacia lo organizacional”.
Los líderes educativos eficaces crean entornos que promueven el aprendizaje y la motivación en los estudiantes que asisten a un centro educativo.
Dra. Mariela Questa-Torterolo
En el desarrollo del liderazgo, particularmente, hay dos cuestiones que, para la coordinadora académica adjunta, deberían ser irrenunciables:
- la observación de clases con sentido de orientación (y no de supervisión o penalización del error);
- tomar los datos de dichas observaciones, para hacer un análisis de las decisiones pedagógicas llevadas a cabo por el docente y, en ese sentido, apoyarlas o reorientarlas.
Es que, en los últimos cinco años, las estrategias de liderazgo basadas en las evidencias han recobrado una cierta relevancia, de acuerdo con Questa-Torterolo. La razón está en que, de lo contrario, el accionar del líder se realiza a ciegas. “La toma de decisiones basadas en evidencias hace que el ejercicio de liderazgo sea más efectivo”, cerró.
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Las organizaciones que aprenden
“Hay escuelas que no enseñan y hay alumnos que no aprenden”, aseveró la Mag. Florencia Racioppi, socia de Matter Consultores. Afortunadamente, hace décadas, un grupo de personas se preguntaron por qué y, de esa forma, surgió el movimiento de mejora de la escuela y la línea de investigación de la eficacia.
¿Qué hace la diferencia? En sus palabras, dos factores:
- Identificar cuáles son esos aspectos decisivos de las instituciones educativas, para lograr mejores aprendizajes.
- Comprender cuáles son las palancas que ayudan al cambio y a la mejora sostenible.
La cuestión está en que, a juicio de Racioppi, el liderazgo de la gestión es el segundo aspecto más importante para una educación de calidad. ¿Cuáles son los otros? El trabajo en el aula, el clima escolar, la infraestructura y los recursos, tener metas compartidas y el poner el foco en los aprendizajes, en la participación y en colaboración de los actores de la institución, entre otros.
La buena noticia es que los líderes ―y aquellos que están ocupando roles de gestión u otras tareas dentro de las instituciones educativas― pueden incidir en muchos de estos aspectos. “Para ello, es central que podamos reconocernos como agentes de cambio, capaces de impulsar a todos los miembros de la comunidad educativa hacia una visión y una misión compartida”, indicó.
También volver a posicionarse como aprendices: “Reavivar la pasión interna y la de los otros por aprender. Aprender como personas y también aprender como organizaciones”.
Transitar el camino hacia las organizaciones que aprenden, por eso y para ella, es fundamental. ¿Qué implica? Según el especialista en educación Antonio Bolívar Botía, una organización que aprende es “aquella que tiene una competencia nueva, que la capacita para procesar la información, corregir errores y resolver sus problemas de un modo creativo o transformador”.
Es “desafiante” transitar por el camino de las organizaciones que aprenden, tal como Racioppi admitió, pero “realmente vale la pena”. “Nuestra educación necesita cada vez más líderes que se comprometan e inspiren a todos los miembros de la comunidad educativa a transitar el camino de las organizaciones que aprenden, para ir construyendo entre todos, las mejores instituciones para enseñar y aprender”, aseguró.
Lo que hoy no es posible, puede serlo mañana.
Mag. Florencia Racioppi
Un modelo posible para fortalecer el liderazgo
En base al concepto de las organizaciones que aprenden, el Mag. Diego Lapido, socio de Matter Consultores, presentó un modelo que su organización está implementando en los proyectos con los cuales trabajan.
Consiste en diagnosticar, planificar, accionar, monitorear y reflexionar, de forma ordenada y con ciertos criterios. La clave, para el consultor, está en que se aplique el modelo “de forma sistemática, con constancia y disciplina”.
1. Diagnosticar
Muchas veces, cuando se intenta ver en qué situación está la organización a analizar, resulta abrumador la cantidad de variables e información disponible. Sin embargo, si no se tiene claro desde dónde se parte, es muy difícil definir hacia dónde ir. Por esa razón, para Lapido, el primer paso es hacer las preguntas correctas, para encontrar la respuesta necesaria. El segundo, buscarlas en los lugares correctos y no quedarse en “el mundo de la percepción” y de la subjetividad, porque si se hace diagnóstico errado, el cambio que se proponga obviamente que no va a ser acertado.
2. Planificar
Dedicar tiempo a visualizar el centro educativo ideal y aquellas cuestiones que definitivamente no se quieren desarrollar, para alejarse de los malos hábitos. El consultor de Matter recomendó, especialmente, que ese momento de imaginación sea participativo, contextualizado y realizable con los recursos disponibles del centro. Luego será momento de bajar esas ideas a tierra, para priorizar, y definir objetivos claros y alcanzables.
3. Accionar
Distribuir tareas y responsabilidades, ya que el líder no va a poder estar en todos lados. “Uno de los principales errores que cometemos es querer hacer todo”, afirmó Lapido, quien también hizo énfasis en la necesidad de ser claro en lo que se espera del otro. También destacó que hay que ser consciente que el accionar implica brindar tiempo, gente y conocimientos. “Muchas veces, para que estas cosas sucedan, las personas tienen que querer, poder y saber”, añadió.
4. Monitorear
Tener los indicadores y la información adecuada, para saber si se están cumpliendo las metas y los objetivos propuestos. “Nos permite detectar problemas antes de que exploten o antes de que sucedan. También corregir si es que estamos desalineados o nos estamos yendo de rumbo”, explicó.
5. Reflexionar
Finalmente, según Lapido, hay un elemento “importantísimo”, al que se le suele dedicar poco tiempo: la reflexión. Asegurar espacios para que los equipos frenen y evalúen el accionar, es indispensable, para luego hacer ajustes si es necesario.
Podemos armar el plan, pero si no sabemos explicarles a nuestros equipos por qué queremos hacer estos cambios y por qué queremos que mejoren, no nos van a acompañar.
Mag. Diego Lapido
Galería de imágenes
El taller “Liderazgo pedagógico y organizacional: dos dimensiones y un mismo rol” se realizó el miércoles 9 de octubre, de forma híbrida ―en el Auditorio del Campus Centro de la Universidad ORT Uruguay y con transmisión virtual por Zoom―.
Fue organizado por el Instituto de Educación de ORT, Fundación ReachingU, AUDEC y Matter Consultores.
Cecilia Conti, responsable de Gestión, Evaluación y Desarrollo de Proyectos de Fundación ReachingU, indicó que la idea es “seguir generando este tipo eventos para la comunidad docente”, ya que buscan “compartir los conocimientos” que tienen los equipos que lideran algunos de los proyectos que apoyan desde la fundación.
Paula Frizzi, coordinadora de Proyectos de Fundación ReachingU, fue la encargada de introducir a los oradores y dar inicio al taller, que también tuvo un espacio de intercambio con los asistentes virtuales y presenciales.