¿Cómo y por qué un profesor español decidió viajar más de 10.000 kilómetros para realizar una estancia de movilidad académica? ¿Qué lo motivó a instalarse durante dos meses en un país al que nunca había visitado? ¿Por qué le pareció importante dejar temporalmente su casa y alejarse de sus afectos, para conectar con docentes y académicos del otro hemisferio?
José Luis Aparicio-Herguedas llegó los primeros días de octubre a Uruguay. No tenía demasiado conocimiento sobre la educación uruguaya ni de la Universidad ORT Uruguay, pero venía con dos objetivos claros. En primer lugar, quería aprender más sobre qué se estaba haciendo en esta parte del mundo, respecto a la formación de profesores y líderes educativos. En segundo lugar, buscaba sentar las bases para una colaboración futura entre ORT y la Universidad Internacional de La Rioja.
Destino: Uruguay
Cuando estaba desarrollando su tesis doctoral, Aparicio-Herguedas leyó varias investigaciones de la Dra. Denise Vaillant, decana del Instituto de Educación de la Universidad ORT Uruguay. “Ella es una referente en el contexto americano, en cuanto a la formación de profesores y en materia de liderazgo educativo”, aseguró el profesor de la Universidad Internacional de La Rioja.
Es así que decidió enviarle un correo electrónico, en el que expresaba que quería aprender más sobre las áreas de especialización de Vaillant, así como establecer las bases para una futura colaboración académica. “Amablemente y en cuestión de un par de días, Denise me dijo: ‘Adelante, hablemos acerca de qué podemos trabajar juntos’”, contó Aparicio-Herguedas.
Una vez que tuvo el apoyo de su universidad y luz verde por parte de ORT, fue a buscar la financiación para concretar su estadía en Uruguay, durante los meses de octubre y noviembre de 2023. La encontró en la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado (AUIP): una organización que, entre otras cuestiones, beca a académicos para que desarrollen estancias de inmersión en Iberoamérica y puedan contrastar ambas realidades, así como impulsar la colaboración mutua. Asimismo, la Universidad Internacional de La Rioja también lo becó para que pudiera realizar la estancia de larga duración en Uruguay.
He venido a aprender y a compartir. A conocer a Denise Vaillant y a todo su equipo. A mostrar lo que yo hago, y a observar lo que se hace aquí. Fundamentalmente, a colaborar juntos.
Un esfuerzo recompensado
¿Cómo alguien que vive fuera del país y quiere vincularse con una persona de otro contexto, puede hacer para conectar? “Para generar sinergias hay que ir al lugar y ese es el esfuerzo que yo he hecho. Es un esfuerzo grande, pero en mi opinión, está muy recompensado”, respondió Aparicio-Herguedas.
Es que, para sentar las bases de una colaboración, según detalló, se requiere principalmente de presencialidad. “Por Zoom no se pueden desarrollar las relaciones personales”, afirmó.
Por tanto, para él, la experiencia está basada en la “voluntad de salir”, ya que así es como la universidad funciona ―o debería― funcionar: en red. “Yo no entiendo que se actúe aisladamente; es importante conectarse con los demás”, manifestó.
Debido a que vino a Uruguay, entre otras cuestiones, a aprender sobre el liderazgo, encontró cierto paralelismo en su experiencia con el liderazgo en red que había estudiado. Se trata de una práctica en la cual las personas reconocen lo que les falta por conocer y lo que pueden aportarles a los otros, y deciden “conectarse, hacer red, colaborar y fundir sinergias”.
Pero, en su contexto, Aparicio-Herguedas se siente un poco como un “bicho raro”. La razón está en que, las estancias de movilidad académica son prácticas que lentamente se están perdiendo, debido a que implica un esfuerzo que, aunque vale la pena, no todos están dispuestos a hacer.
Ha sido una experiencia de contraste enriquecedora en todos los sentidos.
La importancia de abrir las puertas
Existen varios organismos públicos y privados que facilitan que los académicos puedan ir a aprender con y de los otros, según comentó Aparicio-Herguedas. Es algo que, a su juicio, resulta “magnífico”, porque le permite contrastarse con otros y “recibir un feedback importantísimo” sobre su experiencia vital en la docencia y en la investigación.
El profesor español —quien en la actualidad imparte clases en dos grados universitarios y también en una maestría relacionada con la formación inicial de profesores y líderes educativos en la Universidad Internacional de La Rioja—, no quería quedarse encerrado en su contexto. “Conozco cómo es la formación de docentes en mi contexto, pero no sé qué se hace en otras partes, y quería observar ese contraste. Contrastarme y contrastarnos”, indicó.
Para lograrlo, mantuvo reuniones con el equipo académico y con los docentes del Instituto de Educación para entender mejor cómo se desarrolla la formación de docentes y de líderes educativos en Uruguay. Brindó su mirada externa sobre los planes formativos, formó parte de los tribunales de los trabajos finales del Master en Educación y, entre otras cuestiones, será el editor invitado en un número especial de la revista Cuadernos de Investigación Educativa.
“Hay un espíritu de colaboración que se ha fraguado, para también participar juntos en proyectos de investigación e innovación educativa, acercando a los dos países y universidades a nuevas formas de cooperación sobre la formación del profesorado y del liderazgo educativo en el contexto iberoamericano”, agregó.
Sin embargo, las estancias de movilidad académica implican un voto de confianza por parte de las instituciones receptoras. “Necesitas que alguien te abra la puerta y te diga ‘pasa’”, precisó Aparicio-Herguedas.
“En el Instituto han comprendido que, si no se le abre la puerta al otro, ese otro no entra. Si no generas la confianza para que el otro aporte, el otro no va a aportar. Y yo agradezco eso, porque si a uno no le dan la oportunidad de aprender, no es posible hacerlo”, añadió.
Yo sé que las cosas se dan así, pidiendo oportunidades y haciendo el esfuerzo por estar allí y por no defraudar.
Una valija llena de conocimientos
¿Aparicio-Herguedas recomendaría la experiencia de hacer una estancia de movilidad académica? Sin duda y por múltiples motivos. “Pensando en mi proyección a futuro, son todo ventajas. Merece la pena el esfuerzo, con los beneficios del intercambio que yo obtengo”, contestó.
Una de las principales ganancias que se lleva son las relaciones humanas generadas. “El relacionarte con otras personas, ver cómo piensan y cómo trabajan, son experiencias vitales”, señaló.
También rescató las nuevas posibilidades que la estancia habilita. Se va de Uruguay con otra perspectiva, más abierta y más completa de lo que se hace aquí en materia de formación de profesores y líderes educativos.
Al mismo tiempo, queda la puerta abierta para escribir artículos en conjunto o para desarrollar investigaciones con los docentes y el equipo de la Universidad ORT Uruguay. “Yo creo que será el punto de partida para hacer más cosas juntos. Es así de sorprendente, pero es así de sencillo”, resumió.
No obstante, no son beneficios unidireccionales. De acuerdo con Aparicio-Herguedas, todas las partes salen beneficiadas. “Al final, te das cuenta de que la persona que viene aporta al contexto. Cuando esta persona se marcha, se ha ido enriquecida por el contexto en el que he estado y se han generado unas ideas a futuro, que son tremendamente aprovechables”, recalcó.
Lo que abre puertas y sinergias de colaboración es estar presente. Y eso yo lo tengo claro; sé que cada vez que tenga que colaborar con alguien, voy a tener que movilizarme.
¿Cuál es el próximo destino? Antes de su viaje a Uruguay, Aparicio-Herguedas había participado de una estancia en Colombia. En uno o dos años, confesó, tiene planeado volver a contactar a otras instituciones y seguir “haciendo red”.
“En mi caso, se comprende como parte de mi profesión. Y seguirá formando parte de mi vida, porque esto no acaba aquí”, concluyó.