Paz González Vallejos, estudiante del programa de Doctorado en Educación de la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad Diego Portales de Chile, realizó una pasantía en el Instituto de Educación, en el marco de una beca de su casa de estudios.
A partir del 15 de mayo de 2016 –y durante un mes– estuvo, en Uruguay, investigando acerca de los desafíos de la formación magisterial, así como del formador de profesores.
En diálogo con González Vallejos, explicó cómo fue su experiencia, tanto en el país como en la Universidad ORT Uruguay. También contó su visión sobre la educación uruguaya y marcó algunas diferencias con la chilena.
¿Cuál ha sido tu formación y tu experiencia laboral?
Yo soy profesora de educación básica o “maestra”, como dicen en Uruguay. Trabajé un tiempo en colegios y, al mismo tiempo, seguí estudiando un Máster, con una mención en Dificultades del Aprendizaje. Después, estuve trabajando como docente, en universidades, en formación inicial docente.
¿Siempre te interesó la investigación?
Sí, siempre ha sido una veta que me ha interesado. Mi campo de investigación es la formación inicial docente. También me interesan mucho las creencias de enseñanza y de aprendizaje. Es decir, aquellas ideas que tienen los estudiantes, los profesores, y los formadores de profesores, en relación a la enseñanza y al aprendizaje.
¿Cómo surgió la posibilidad de venir a Uruguay?
Al estudiar las creencias de los diferentes actores de la formación inicial docente –en el marco de proyectos de investigación–, una de las conclusiones a la que llegué es que existía un individuo del cual había muy poca información. Se trataba del formador de profesores.
De modo que entré al Doctorado en Educación para estudiar las creencias de ese sujeto, en el contexto de su desarrollo profesional, en el área de la ciencia, específicamente.
Empecé a leer mucha bibliografía en inglés, porque hay un corpus no muy grande –pero sí interesante– de investigaciones que hablan de él.
Para darle una visión más amplia y contextualizada, quise ir a la Universidad ORT Uruguay para trabajar con Denise Vaillant. Es que ella, hace un tiempo, trabajó en su tesis de doctorado acerca de la docencia universitaria y sobre el formador. Así que fui a que me ayudara a configurar un marco teórico latinoamericano y a articularlo con el anglosajón.
¿Qué conocías de Uruguay y, en particular, de la educación uruguaya?
Muy poco. Conocía algunos datos: que era un país con pocos habitantes, que la educación era gratuita, laica y obligatoria.
Me sirvió mucho ir a Uruguay porque no es lo mismo leer, que conversar determinadas cosas con la gente. No es lo mismo decir “aquí se forman profesores en Institutos Normales”, que ir a una clase, conocer a los profesores y a algunos alumnos. Es súper valioso el contacto persona a persona.
¿Qué estuviste haciendo en Uruguay?
Estuve tratando de entender cómo funcionaba la formación inicial, porque es muy distinta de la chilena. Al llegar me puse en contacto con la gente del Instituto de Educación, fui a algunas clases del Master en Educación. Conversé con mucha gente que estaba en los Institutos Normales, preparando maestros, y también fui a una clase allí. Siempre es enriquecedor conocer cómo funcionan las cosas en otros países, ya que sirve para tener otra perspectiva.
¿Cuáles son las diferencias que notaste entre la educación uruguaya y la chilena?
Es muy distinta, tiene otro perfil. Primeramente, los docentes uruguayos no se forman en la universidad. Tampoco tienen contacto con las otras carreras porque están en un instituto específico. No estoy diciendo que eso sea bueno o malo, simplemente es diferente.
Me gusta mucho el vínculo que tienen con la práctica. Que los profesores de las didácticas sean directores de escuela es muy curioso para mí, desde la perspectiva chilena. Es que en Chile no hay una fusión tan grande entre la formación y la escuela, sino que el profesor y el director no necesariamente están en contacto con la formación.
En cuanto a los programas de estudio, vi algunos en detenimiento, y me parece que tenían mucho contenido. Habría que ver si alcanzan a verlo todo, pero es una formación bien pesada, con cursos y prácticas en la tarde.
¿Cuáles crees que son los principales desafíos a nivel educativo, en Uruguay?
Yo creo que un desafío pendiente es la investigación, la formación de investigadores y los fondos para poder investigar en educación.
Hay muchas experiencias –y muy interesantes– que se hacen en Uruguay, a nivel de escuela, y a nivel de formación inicial. Por ejemplo, el Plan Ceibal. Creo que tienen cosas buenas, pero hay una poca sistematización de lo que se hace. Es importante que dichas experiencias estén publicadas, para que todo el mundo las pueda conocer y aprender de ellas.
Igualmente, creo que la Universidad ORT Uruguay hace un gran aporte a la investigación, a través del Master y del Doctorado en Educación. Ojalá que le sigan dando impulso a desarrollar más especialistas en investigación, ya que es un aporte muy valioso.
¿Cuál es el balance de la experiencia?
Fue muy positiva en todos los niveles. En primer lugar, a nivel personal, ya que valerse por sí mismo, en otro país, es un crecimiento personal. A nivel profesional, aprendí bastante acerca de cómo funciona tanto el sistema escolar, como la formación inicial.
Lo que más me enriqueció fueron los contactos que hice con las personas que trabajan y estudian en la universidad. Estoy muy agradecida tanto con Denise Vaillant, como con el Instituto de Educación, por la oportunidad de trabajo y estudio que me dieron. Espero que se pueda seguir estudiando el tema que estoy trabajando, y que podamos hacer más alianzas e investigaciones conjuntas entre los dos países.