En el ciclo de entrevistas Sobresalientes, la decana del Instituto de Educación de la Universidad ORT Uruguay opinó sobre la irrupción de la inteligencia artificial, rescató las lecciones aprendidas tras la pandemia por el COVID-19 y, entre otras cuestiones, destacó los elementos que hacen de la docencia una profesión como ninguna.
Tres preguntas
¿Formar por competencias o por contenidos?
“No existe tal dilema”, respondió Vaillant, quien recalcó la importancia de ambos elementos. Si bien una propuesta basada en competencias “sin dudas es mejor” que un listado de contenidos, la decana del Instituto de Educación subrayó que, para ser competentes, los estudiantes también necesitan “conocer determinados contenidos”.
¿Un modelo educativo a medida del país o tomar referencias internacionales?
No hay recetas, aunque sí es posible identificar “los ingredientes de una buena receta”. En sus palabras, quienes hoy trabajan en temas de educación, formación de docentes o investigación, saben qué es lo que funciona y qué no. “Luego cada país tendrá que buscar las adaptaciones que crea necesarias”, detalló.
¿Qué herramientas no pueden faltar en el kit para enfrentar un futuro incierto?
Reflexionar sobre la propia práctica es el elemento imprescindible en la docencia. “No hay otra profesión en el mundo en la que, lo que hayas vivido como estudiante, marque tanto tu desempeño profesional”, explicó. Muchas veces, lo que el docente hace, en términos de disciplina en el aula, “no es tanto lo que le dicen los libros de pedagogía o los talleres de formación”, sino que está estrechamente determinado por su vivencia como estudiante.
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Tres opiniones
Para qué futuro educar
En la formación universitaria, para ella, la clave está en pensar las propuestas de formación, de los estudiantes que se van a incorporar al mundo del trabajo, con “una mirada desde lejos y hacia lo lejos”. Y, especialmente, enfocarse en impulsar aquellas competencias claves que deberían tener ―que les van a permitir, en un futuro, generar nuevas competencias―.
Al mismo tiempo, hizo hincapié en que la pandemia por el COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar la resiliencia, así como a hacer frente a situaciones inciertas. “Yo creo que esas competencias no surgen por generación espontánea, sino que hay que promoverlas y cultivarlas”, resumió.
La inteligencia artificial
Históricamente, los sistemas educativos se han enfrentado a la aparición de distintas tecnologías. A pesar de que la inteligencia artificial podría llegar a “bloquear la curiosidad” ―un motor imprescindible del aprendizaje―, la decana manifestó que la digitalización de la sociedad, esencialmente, “interpela las formas de enseñar y de aprender”. Y, sobre todo, interroga la forma de evaluar, que “no puede ser la misma”, sino que debería apuntar a la reflexión del conocimiento adquirido.
El uso del celular en las clases
Vaillant no tiene problema en que los estudiantes tengan el teléfono o la tableta en sus clases. De hecho, indicó que es una herramienta de utilidad, que impulsa el debate, el intercambio y la reflexión.
Tres recuerdos
La experiencia innovadora que más le impresionó
Si bien ha tenido la oportunidad de recorrer gran parte de América Latina, destacó el programa “La escuela busca al niño” de Colombia. A raíz del conflicto armado, había muchos estudiantes que no asistían a clase. Por lo que, hace unos ocho años, Vaillant fue a conocer la iniciativa en la que los maestros visitaban contextos vulnerables para convencer a las familias de la importancia de que los niños volvieran a la escuela. Fue una de las experiencias que más la marcó porque, según expresó, muestra el poder de lo que los maestros convencidos pueden lograr, aún en las condiciones más difíciles.
Los dos referentes que la marcaron
Teresa, la maestra de primer año de escuela, dejó huella en Vaillant. Despertó su amor por la lectura y su interés por la educación.
Asimismo, mencionó al docente que la acompañó a dar su primera clase en la Facultad de Humanidades en la Universidad de la República, tras muchos años de vivir en Suiza. Lo recordó particularmente por la seguridad que le brindó, ya que dicho mentor tenía una gran trayectoria en las aulas.
Su primera clase en Uruguay
Fue un shock. Había sido asistente de clase en Suiza, con grupos pequeños y sumamente organizados. En la Licenciatura en Ciencias de la Educación se encontró con una clase multitudinaria, en la cual no había suficientes asientos. Sin embargo, confesó que ese shock fue el que la hizo interesarse por los docentes noveles e investigar sobre la inserción a la docencia.