Novedades

Guillermo Bautista: “El espacio educa”

30/01/2025
El Dr. Guillermo Bautista, profesor de la Universidad Oberta de Catalunya e investigador del grupo Smart Classroom Project, resalta el potencial transformador de los espacios educativos.
https://www.youtube.com/watch?v=vGmaYl_ehuo

¿Qué pasaría si el aula dejara de ser solo un lugar y se convirtiera en un verdadero motor del aprendizaje? Para el Dr. Guillermo Bautista, el espacio no es un mero escenario, sino un actor clave en la experiencia educativa.

Es por ello que el profesor de la Universidad Oberta de Catalunya e investigador del grupo Smart Classroom Project propone repensar la arquitectura y el diseño escolar, para que los entornos fomenten el bienestar y la motivación de todos los implicados.

Con una visión que combina innovación y practicidad, su enfoque desafía las normas establecidas e invita a imaginar entornos que realmente transformen la experiencia educativa.

  • A lo largo del tiempo, muy pocas cosas han cambiado en la configuración del aula. ¿Qué opinás al respecto?

    Me dedico a lo que me dedico, precisamente por eso. Porque hemos avanzado en las metodologías, en las corrientes pedagógicas y en los modelos que usan de forma muy intensiva la tecnología para enseñar y aprender, pero seguimos teniendo los mismos espacios educativos.

    De hecho, como anécdota, si tú le pides a la inteligencia artificial que te haga un aula inteligente, te hace un aula con un modelo muy tradicional. Muy moderna, con mucha tecnología, pero orientada siempre hacia un mismo lugar, donde supuestamente está el que enseña: el docente.

    Smart Classroom Project nació con ese objetivo de poner atención a algo tan importante. Algunos denominan al espacio como el tercer maestro, ya que es un recurso que condiciona las dinámicas de aprendizaje. Pero, para nosotros, también es muy importante la experiencia de aprendizaje. El tener una estancia en el centro educativo que se caracterice por el confort, por el bienestar, por una interacción cómoda, por un diálogo y por un espacio que cuide emocionalmente a los implicados.

  • ¿Cómo influyen los espacios en los procesos de enseñanza y aprendizaje?

    El diseño del espacio condiciona mucho los procesos de aprendizaje. Hay factores concretos ―por ejemplo, las formas, la iluminación o la acústica―, que influyen en los procesos cognitivos que tienen que ver con el aprendizaje.

    Incluso, también influyen en las metodologías que los docentes utilizamos. Hay estudios que nos dicen que solo modificando el espacio, en cierta manera, ya se está cambiando la metodología.

    Pero volviendo al concepto de la experiencia de aprendizaje, es necesario poner atención al estar mejor cuando aprendemos, a sentirnos más cómodos al hacer distintas actividades, a movernos cuando aprendemos y a ser más autónomos. Porque, al final, es una cuestión de mejorar primero la experiencia.

  • ¿Qué elementos de diseño deberían incorporarse para mejorar los aprendizajes?

    Podríamos romper mucho con la arquitectura tradicional o normativa escolar. Al pensar bien cómo es realmente el edificio escolar ideal, es cierto que hay ciertas cosas en común. Evidentemente, el tamaño de las unidades de aula es importante. El tener espacios exteriores que podamos usar ―como ser espacios de recreo adecuados y diversos―, y espacios de interacción comunitaria ―por ejemplo, las ágoras― también son fundamentales.

    Incluso, en alguna actuación que hemos hecho de modelos arquitectónicos muy tradicionales (de aula tras aula, con un pasillo central), el romper una unidad y convertirla en un ágora, que dé servicio a las aulas que hay alrededor es muy interesante. Porque cuando tenemos aulas pequeñas, el poder aclarar las densidades de alumnos, poniéndolos a trabajar de forma autónoma fuera, es algo muy interesante, pensando en que tenemos los espacios que tenemos y que podríamos modificarlos levemente para mejorar el espacio global de todo el centro.

    Si miramos dentro de las aulas, tenemos que buscar armonía en el diseño, colores sin estridencias, poner atención a los materiales y a la flexibilidad que brinda el mobiliario, para conseguir espacios que nos permitan hacer todo tipo de actividades. De hecho, en los centros educativos que tenemos, hay muchos elementos en los que podemos poner atención y mejorar.

  • ¿Cómo debería ser el espacio educativo ideal?

    Depende del contexto en el que se sitúe, de los objetivos del proyecto educativo del centro, pero, para conseguir el mejor diseño, son fundamentales los procesos de codiseño con toda la comunidad.

    El mejor diseño del centro tendría que partir de ese proceso de codiseño con la comunidad que fuera a habitar ese centro y, por supuesto, brindarle mucho protagonismo al profesorado, que son los expertos en lo que tiene que pasar en dicho espacio.

  • ¿Existen especificidades para los distintos niveles educativos?

    A nivel general y conceptual, yo diría que no. Evidentemente, no es lo mismo un estudiante de educación inicial, que uno de primaria, pero los principios que nosotros seguimos para codiseñar, se tienen que considerar en todos los niveles educativos.

    Podría ser muy interesante que los niveles educativos superiores fijaran la atención en cómo se produce el aprendizaje en los niños más pequeños, porque vamos acercándonos a un espacio más tradicional cuando los estudiantes van creciendo.

    Inclusive, hacemos algunas incoherencias, como el cambio muy brusco desde la educación inicial a la primaria, cuando solo han pasado unas vacaciones por el medio y el cerebro de los niños no ha cambiado tanto para hacer una transición tan marcada de un espacio más amigable e infantil, a un espacio más serio y tradicional.

    Y, si bien, las personas aprendemos de forma diferente a cada edad, hay características de nuestro aprendizaje ―por ejemplo, la motivación por aprender― que existen en los niños pequeños y en las personas mayores. Por ello, el espacio debe responder a promover esa motivación y ese bienestar, cualquiera que sea la edad.

  • ¿Por dónde se debería empezar?

    El primer cambio fundamental es sensibilizar al profesorado en que el espacio educa y que es un condicionante muy importante para mejorar el bienestar y la experiencia de aprendizaje.

    Y cosas muy básicas, como no crear contaminación visual en las paredes o hacer inventario de aquello que no sirve. Poner atención y decir “¿me siento bien en este espacio o podría hacer alguna mejora, que no supusiera ningún gasto económico?”. Otra opción es incluir elementos naturales como plantas que, incluso, pudieran actuar como un elemento educativo y de responsabilidad hacia el alumnado.

    Luego, empezar a hacer pruebas con respecto a que no haya un lugar único para cada estudiante. Que no tengamos una silla o una mesa específica para cada alumno, sino crear diferentes estaciones de trabajo y que permitamos a los niños hacer movimientos durante el aprendizaje. Al mismo tiempo, plantear si tiene que haber un lugar o una mesa para el docente, o si el docente podría ocupar diferentes lugares durante el proceso de aprendizaje.

    Esas son cosas sencillas que podemos ir experimentando, que requieren de un cambio de cultura, que requiere de concientización y de asimilar que el espacio educativo puede ser diferente al que conocemos.

  • ¿Los actores educativos son conscientes de la importancia del espacio?

    Yo creo que lamentablemente no. Hay un porcentaje muy bajo que pone atención y que alguna vez se ha planteado que sus espacios para aprender y su escuela podrían ser muy diferentes a lo que son. Y ahí hay un trabajo muy importante que hacer en esa sensibilización y en esa concientización. 

Recursos académicos