Casi el 20 % de los estudiantes de liceos rurales pensaron en abandonar su formación. Las razones son diversas, pero se destaca que prefieren trabajar a estudiar, que se aburren o que deben madrugar para trasladarse y llegar a tiempo a los centros educativos.
Ese es solo uno de los resultados de la investigación-acción “La continuidad educativa en clave de ecosistema híbrido productivo”, que tiene como objetivo diseñar un ecosistema híbrido de aprendizaje en escuelas y liceos rurales, para proteger las trayectorias educativas de los adolescentes.
En una instancia coorganizada por el Instituto de Educación de la Universidad ORT Uruguay y Edúcate Uruguay ―una organización sin fines de lucro, que trabaja para disminuir la brecha de oportunidades de los estudiantes que viven en la ruralidad―, se presentaron los principales resultados de la investigación.
Un desafío nacional en cifras
Para contextualizar el problema del abandono escolar, la Dra. Mónica Girolami, directora operativa de Edúcate Uruguay, presentó algunas cifras preocupantes.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Continua de Hogares de 2019, los jóvenes no finalizan la educación media por distintas razones: falta de interés, motivación por aprender otras cosas, responsabilidades familiares, necesidad de trabajar, dificultades económicas o embarazo, por ejemplo.
“Básicamente, era un problema”, aseguró Girolami. Al no contar con datos específicos para la ruralidad, en Edúcate Uruguay decidieron embarcarse en la investigación-acción “La continuidad educativa en clave de ecosistema híbrido productivo” ―financiada por el Fondo Sectorial de Educación, desarrollado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y Fundación Ceibal―, para conocer en profundidad los desafíos en el área rural.
Al mismo tiempo, se propusieron investigar los puentes entre los estudiantes, el sistema productivo y el sistema educativo. “¿Cómo sería un ecosistema de enseñanza y de aprendizaje, que vincule el conocimiento técnico de los sectores productivos con los conocimientos desarrollados en el sistema educativo?”, fue una de las preguntas de investigación que guió el trabajo que, finalmente, involucró a 17 empresas agropecuarias, 101 estudiantes, y 18 directivos y docentes de liceos rurales de Cerro Largo y Salto.
Las habilidades clave para el mercado laboral
¿Cuáles son las habilidades más valoradas por el sector productivo que les demandan a los jóvenes que recién ingresan al mercado laboral? Según la investigación de Edúcate Uruguay:
- Comunicación efectiva.
- Capacidad para comprender instrucciones verbales o escritas.
- Dar respuestas precisas a preguntas concretas.
- Habilidades socioemocionales, como compromiso, cumplimiento de horarios, honestidad y capacidad de adaptarse a los cambios.
“Al sector productivo no le interesa que conozcan sobre el tema del que se trabaja; creen que eso se aprende trabajando, pero sí que tengan estas habilidades”, aclaró Girolami.
¿Y qué dijeron los jóvenes respecto al dominio de dichas habilidades? El 76 % de los adolescentes entrevistados declaró que no saben presentarse en público o que tienen que mejorar, mientras que el 70 % confesó tener dificultades para expresar por escrito sus ideas.
Hay una coincidencia muy clara entre las habilidades que requieren los adolescentes y las que requieren las empresas.
Dra. Mónica Girolami
Por lo tanto, ¿los centros educativos pueden ser el epicentro de ecosistemas de aprendizaje que vayan más allá de las aulas, por ejemplo, para mejorar las capacidades comunicativas? Con esa idea en mente, Edúcate Uruguay desarrolló una intervención, que implicó una fuerte participación de estudiantes y docentes. La estrategia didáctica consistió en un taller en modalidad híbrida sobre comunicación oral, que duró tres meses y se impartió una vez por semana en los liceos rurales de Cerro Largo y Salto.
Los vínculos: el puente para el aprendizaje
Además de mejorar las habilidades comunicacionales y el clima escolar, de acuerdo a lo que expresó Girolami, se vio una evolución en el grado de implicación, confianza y compromiso de los estudiantes durante el taller, así como en el grado de autonomía.
La intervención, además, mostró que es esencial el apoyo de los docentes. “Se requiere de profesionales con un alto compromiso, atentos a las necesidades de sus estudiantes, que busquen continuamente soluciones a los problemas y que generen espacios de interacción”, subrayó Girolami, quien precisó que, necesariamente, “el docente tiene que ser el puente”.
Por esa razón, es clave ofrecerles más formación, sobre todo en lo que respecta a estrategias de tutoría y acompañamiento en el proceso de enseñanza y aprendizaje. También para el uso adecuado de la tecnología ya que, en palabras de Girolami, la “mayoría ve a la virtualidad como algo que afecta la convivencia y los vínculos”. A pesar de que es una “herramienta fundamental”, hizo hincapié en que “aún genera dudas” en los docentes.
Para finalizar, durante el evento de presentación de resultados de la investigación ―que se realizó el martes 10 de diciembre de 2024 en la Universidad ORT Uruguay― destacó que los vínculos son “una debilidad estructural” en los ecosistemas de aprendizaje: “Lo que el joven aprende depende del vínculo que se genera con el docente, por lo que, para los formadores, es flor de responsabilidad”.
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Pasantías que transforman vidas y trayectorias
Una de las cuestiones que la investigación de Edúcate Uruguay tenía en claro era que no podían comenzar de cero. Por esa razón, realizaron un análisis de casos nacionales e internacionales, y se toparon con la experiencia de Big Picture Learning.
Según explicó su codirector, el Dr. Andrew Frishman, se trata de una organización basada en Estados Unidos, que trabaja con la figura de un consejero, para ayudar a los estudiantes a conocer quiénes son y cuál es su propósito, a través de experiencias significativas de aprendizaje fuera del aula. “Nuestra misión es activar el potencial de las escuelas, de los sistemas y de la educación, a través del aprendizaje en el mundo real impulsado por los estudiantes”, complementó Frishman.
En colaboración con empresas y organizaciones locales, desarrollan pasantías basadas en los intereses de los estudiantes de educación secundaria, lo cual genera un impacto en los jóvenes. Al estar involucrado por más de 20 años en la organización, pudo ser testigo de cómo la iniciativa influye en las trayectorias “profesionales y personales” de los estudiantes, ya que las experiencias con los mentores “son cruciales para ayudarlos a avanzar en sus carreras” y para impulsarlos a trabajar en “sectores directamente relacionados” con una de sus pasantías.
La inversión que hacemos en nuestro sistema de educación es la mayor inversión que podemos hacer en el futuro de nuestros jóvenes.
Dr. Andrew Frishman
“Creo que nunca intentaríamos enseñar a nadar fuera del agua, sin embargo, parece que gran parte de nuestro sistema educativo está orientado de esa manera”, lamentó el codirector de Big Picture Learning, quien añadió que, en la actualidad, se está observando que los jóvenes se sienten “muy poco desafiados y preparados” por la escuela, para su futuro.
Es por ello que invitó a reflexionar: ¿cuáles fueron las experiencias de aprendizaje más significativas entre los 13 y los 18 años? Para Frishman, una de ellas fue cuando hizo una pasantía en un jardín de infantes bilingüe, a la que asistían muchos inmigrantes de países hispanohablantes, en la que pudo aprender español.
De ahí fue que surgió su interés en profundizar sobre las experiencias de aprendizaje significativas que, en su opinión, tienen ciertos patrones en común:
- Surgen de un interés o pasión personal, que despiertan la curiosidad por aprender más.
- En general, involucran una conexión con mentores o un adulto experto, que transmite conocimiento y saberes específicos, y que actúa como guía.
- Implican la creación de algo auténtico, original o tangible en el mundo real.
- En la mayoría de los casos, ocurren fuera de la escuela o están relacionados con temáticas que van más allá del aula.
Finalmente, Frishman hizo hincapié en que la clave está en generar redes para conectar a los jóvenes con los sectores que aspiran a formar parte, ya que tanto los estudiantes como los adultos pueden beneficiarse de las pasantías.
“No solo los estudiantes aprenden de sus maestros, sino que los maestros también pueden aprender de sus estudiantes”, indicó. Y, para concluir, remató: “Ser un educador es más que solo enseñar contenido. Se trata de la conexión humana y eso ha sido lo más gratificante para mí”.