Desde hace décadas, el desarrollo acelerado de las tecnologías digitales en general y de la inteligencia artificial en particular, ha generado importantes desafíos para la educación.
Al alcance de un click, las posibilidades que la inteligencia artificial en la educación ofrece, no solo desafía el diseño de las propuestas de enseñanza y de los dispositivos de evaluación. También brinda oportunidades para que los estudiantes transiten variados caminos en el ámbito del aprendizaje autónomo.
Los últimos avances de la inteligencia artificial generativa tensan aún más las concepciones sobre la enseñanza y el aprendizaje. De hecho, han generado una serie de debates e intercambios en la educación, en los cuales la discusión subyacente expresa, por un lado, la interpelación de los roles y de las funciones del docente en los procesos de aprendizaje y de construcción del saber. Por otro, cuestiona acerca de cómo dar cuenta y de cómo potenciar esos procesos, a partir de la integración de los distintos recursos que día a día se ponen a disposición.
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Los beneficios de la inteligencia artificial en la educación
Posicionados desde el pensar sobre los beneficios y las oportunidades que la inteligencia artificial en la educación brinda, es posible identificar la personalización de la enseñanza como un elemento que se ve potenciado.
La inteligencia artificial tiene la capacidad de procesar enormes cantidades de datos sobre el desempeño y las preferencias de nuestros estudiantes y, por tanto, puede generar respuestas adaptativas a estos niveles. Eso posibilita que, en un mismo grupo de clase, se aborden distintas propuestas, de acuerdo con los niveles de desempeño e intereses de cada estudiante.
La inteligencia artificial en la educación contribuye al avance de cada estudiante a su ritmo, así como al trabajo en áreas específicas. Especialmente, en aquellas en las que se encuentran en proceso y aún son deficitarias.
Estas tareas realizadas por la inteligencia artificial optimizan los tiempos del docente (tan valorados y ansiados). En consecuencia, pueden redirigir ese tiempo al desarrollo de propuestas más interactivas, centradas en la discusión y en la generación de procesos reflexivos, y de construcción individual y colectiva.
De la mano de la personalización, otra ventaja de la inteligencia artificial en la educación está dada por las posibilidades de accesibilidad a esos entornos personalizados de aprendizaje desde cualquier sitio y momento: facilita la continuidad de los procesos, sortea las distancias y las dificultades temporales.
Pensar y diseñar procesos educativos, con el apoyo de las herramientas de la inteligencia artificial, permitirá llegar a más estudiantes, con propuestas más ajustadas a sus niveles e intereses, reforzando la motivación y el compromiso en las experiencias de aprendizaje.
Claro está que los beneficios de la inteligencia artificial en la educación se identifican de manera general. Por ello, deberán ser ajustados a los contextos específicos en donde la propuesta se desarrolla (nivel educativo, condiciones de infraestructura, formación del equipo docente, entre otras).
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La importancia de reinventar el rol de los docentes
A la luz de los distintos avances con relación a la inteligencia artificial en la educación, la generación acelerada del conocimiento y las distintas formas de acceder a la información, se hace necesario repensar el rol docente.
Partiendo de la relevancia de la función docente, como pieza clave del proceso educativo, se hace ineludible revisitar algunos conceptos. Por ejemplo, las maneras de aprender, enseñar y evaluar, de forma de:
- ajustarse a las necesidades de los estudiantes;
- hacer un uso con sentido pedagógico de las tecnologías a disposición;
- tender puentes con el desarrollo de habilidades y competencias demandadas por la sociedad actual.
El avance de la inteligencia artificial en la educación supone numerosos desafíos. El camino de repensar y reformular nuestra tarea profesional como docentes nos lleva a posicionarnos como diseñadores de experiencias potentes de aprendizajes para nuestros estudiantes.
También como activadores de procesos reflexivos, basados en el intercambio, la interacción con otros, así como la apropiación auténtica y significativa de la información, para la construcción de conocimiento, saberes y habilidades.
Como diseñadores de esta experiencia, los docentes debemos facilitar, guiar y orientar para la comprensión de la realidad. Al mismo tiempo, potenciar el desarrollo del pensamiento crítico, a través de un análisis profundo de la información que hoy aparece a tan solo un click.
Y no olvidar que es clave contribuir a la aplicación del conocimiento en iteraciones de ensayo y error, que permitan aprehender ese conocimiento, a la vez que se gana en autonomía.
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Acompañar y andamiar siguen siendo funciones fundamentales en el vínculo del docente y del estudiante, constituyéndose como posibles condicionantes para la generación de contextos de confianza, seguridad y autoestima en el aprendizaje.
Un área relevante que abren distintos recursos relativos a la inteligencia artificial en la educación, está dado por el alto nivel de información que generan y que, a través de un análisis de los mismos, nos permitirá conocer mejor algunos aspectos sobre nuestros estudiantes.
La formación para el análisis de dicha información es crucial, en tanto brindará la oportunidad de generar diagnósticos, diseñar propuestas, generar evaluaciones y seguimientos, volviendo a replanificar de acuerdo con la nueva información.
Herramientas como las plataformas adaptativas, las evaluaciones automatizadas, recursos que recomiendan contenidos en función de los trayectos transitados por los estudiantes, por nombrar algunos, generan un tiempo (antes utilizado para la planificación de actividades y corrección) que debe ser redireccionado. Específicamente, al análisis de los datos, para identificar aquellos aspectos a ser trabajados con cada estudiante, a la luz de todos los saberes del docente, fruto de su formación y experiencia.
La reformulación del rol requiere de instancias de formación continua, acompañadas de momentos de reflexión y evaluación, que permitan una nueva planificación de las propuestas de enseñanza. Trabajar con otros pares, formar parte de comunidades de práctica profesionales, son espacios privilegiados que contribuyen a la apropiación de distintos saberes, que surgen del diálogo de la pedagogía y la tecnología.
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Los desafíos de la inteligencia artificial en la educación
Los desarrollos tecnológicos imprimen grandes desafíos para la educación. Ante estos nuevos avances, se vuelve indispensable desarrollar distintas competencias en nuestros estudiantes, en el marco de lo que se ha dado llamar el ser ciudadanos digitales.
Formar ciudadanos activos y competentes con las tecnologías requiere no solo de las habilidades para manejar distintas herramientas digitales. El desafío fundamental está dado por generar un pensamiento crítico, que permita analizar y evaluar la información, potenciar una postura ética del uso de la tecnología, así como estimular procesos creativos a través de la generación de nuevas ideas.
En ese sentido, el documento ChatGPT and artificial intelligence in higher education: quick start guide, realizado por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, reflexiona sobre los desafíos e implicancias éticas sobre el impacto de la inteligencia artificial en la educación superior.
Por lo tanto y en suma, en el marco del avance de la inteligencia artificial en la educación, formar a nuestros estudiantes en la seguridad y privacidad de los datos, la no neutralidad de los algoritmos (identificando los sesgos) es parte de las alfabetizaciones actuales.
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Cómo gestionar el uso del ChatGPT y de la inteligencia artificial en la educación
La utilización de la inteligencia artificial en la educación y de las tecnologías digitales en las propuestas de enseñanza, requieren de una definición clara de los objetivos asignados a la integración de las mismas.
Tener claridad sobre qué se espera de dicho uso, permitirá evaluar de mejor manera los aportes y las limitaciones del recurso digital utilizado. En este sentido, es importante generar instancias de evaluación y retroalimentación sobre el uso. Asimismo, recoger la opinión de los estudiantes y de la comunidad educativa, de forma que permita una utilización más pertinente y contextualizada de la tecnología.
A la hora de la elección del recurso, es fundamental tener una mirada desde la accesibilidad. En otras palabras, no solo garantizar que efectivamente los estudiantes tengan acceso a los dispositivos necesarios (laptops, conectividad, acceso al recurso en sí), sino también que la herramienta seleccionada no presente ninguna barrera de acceso en su uso.
Muchos recursos digitales y herramientas de inteligencia artificial en la educación, ponen a nuestra disposición una serie de datos. Los cuales, a través de un análisis profundo, aportarán información para tomar decisiones fundadas en evidencia.
Esto nos permitirá generar propuestas ajustadas a las áreas de mejora de nuestros estudiantes, así como a sus intereses y fortalezas. En definitiva, propuestas más personalizadas.
En este análisis de datos que herramientas como las plataformas educativas y otros recursos de inteligencia artificial en la educación nos brindan, hay que prestar especial atención en garantizar que las propuestas que proponemos generen iguales oportunidades de aprendizaje en todos los estudiantes. A su vez, es importante que no presenten sesgos (de género, raciales, entre otros), que operen como obstáculos en los procesos de aprendizaje.
Para finalizar, es clave no perder de vista la dimensión humana, que sostiene el vínculo pedagógico en relación con la inteligencia artificial en la educación. El docente debe fomentar la interacción, posicionarse como un orientador, guía y facilitador de los intercambios, al disponibilizar preguntas que generen nuevos desequilibrios, nuevas búsquedas y construcciones.
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Sobre el autor
Dr. Martín Rebour
Es Doctor en Educación por la Universidad ORT Uruguay. Tiene un Magíster en Psicología y Educación, y es Licenciado en Psicología, egresado de la Universidad de la República (Uruguay).
Se ha desempeñado como consultor para UNESCO y para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Ha sido conferencista invitado en distintos congresos nacionales e internacionales.
Fue el coordinador académico adjunto del Doctorado en Educación y del Master en Educación de la Universidad ORT Uruguay. En la actualidad, trabaja como gerente de desarrollo profesional docente de Ceibal y como docente del Instituto de Educación de ORT.