Una prueba de paciencia y perseverancia
“Arduo pero disfrutable”. Así definió Gustavo Bentancor –graduado del Master en Educación de la Universidad ORT Uruguay– al proceso de realización de su tesis. Estuvo plagado de momentos de desánimo y de incertidumbre, en los que Bentancor no sabía si iba a poder terminar su tesis. No poder abocarse al 100 % en su investigación –ya que tenía responsabilidades familiares y laborales– lo angustiaba.
Fue fundamental, para él, el apoyo de la familia y de los compañeros, “las pautas claras y acertadas del tutor” y, sobre todo, el “grado de convicción por el tema elegido”. También aprender a tener paciencia y perseverancia.
La experiencia de otros compañeros que ya habían conseguido su maestría fue clave para comprender que los problemas “son propios de la tarea de investigar”.
“Escribir la tesis me pareció un desafío intelectual que no tiene comparación con ninguna otra tarea antes desarrollada por mí”, aseguró y añadió que la realización de su investigación fue “una oportunidad de reconocer nuevas fortalezas, habilidades y destrezas que trascienden lo académico”.
Qué y por qué
La tesis de Gustavo Bentancor –titulada “La matematización: una mirada a las prácticas de enseñanza y evaluación de los docentes del Ciclo Básico de una zona Metropolitana de Montevideo”– buscó caracterizar las prácticas de enseñanza de matemática de los docentes, así como explorar las concepciones y el valor que le dan a los problemas matemáticos.
El foco de la investigación estuvo puesta en la matematización. En palabras del graduado, se trata del proceso que se produce cuando el alumno se enfrenta a un problema de la vida cotidiana y, en la búsqueda de una solución, lo transforma en estructuras matemáticas que conoce.
“El conocimiento matemático juega un rol protagónico ya que muchas de las situaciones que se presentan requieren poner en juego capacidades como la formulación, aplicación e interpretación de la matemática en diferentes contextos”, afirmó.
Además, explicó que trabajar con situaciones problemas –que permiten que los estudiantes relacionen el contenido curricular con su contexto– origina “aprendizajes relevantes que contribuyen a la formación de un ciudadano crítico”.
Por ello, para él, la matematización “debe ser considerada como la actividad central del proceso de enseñanza”.
El principio y el final
El interés por el tema nació a partir de su experiencia como profesor de matemática, así como por ser director de la Olimpíada Matemática del barrio Casavalle.
Los inicios del trabajo de Bentancor fueron “un desafío”, en el que tuvo que comprender que investigar implica un esfuerzo en el que no se ven los resultados a corto plazo.
También fue necesario “aprender a sobreponerse a las pruebas que no llevan a ningún sitio, poner foco en lo que realmente importa, no prolongar los procesos en exceso y desarrollar estrategias de organización”.
El cierre de la investigación tampoco fue sencillo, aunque le resultó “todo un aprendizaje”: “Intentar poner en armonía los resultados conseguidos en el análisis de datos sin descuidar la coherencia que debe haber entre cada una de las partes de la tesis no fue fácil”.
Un problema de difícil solución
“Haber encontrado que los profesores del Ciclo Básico de la zona metropolitana de Montevideo no denotan una reflexión sobre el concepto de matematización y su implicancia para las prácticas de enseñanza” fue uno de los hallazgos más significativos de la tesis de Bentancor, según su autor.
Además, pudo comprobar que no desarrollan “procesos de matematización horizontal”, aunque se evidenciaron, “tanto en el plano discursivo como en la práctica, aspectos que promueven la matematización vertical”.
El graduado explicó que la matematización horizontal supone el proceso en el que el alumno encuentra un modelo matemático que lo ayude a resolver el problema del mundo real. En la matematización vertical, el alumno utiliza conceptos y destrezas para resolver dicho problema.
Bentancor constató que los profesores estudiados “no parten de problemas situados en la realidad”. Sin embargo, “promueven procesos intramatemáticos” –que favorecen la matematización vertical–, como ser la argumentación, la búsqueda de regularidades y patrones, el uso de diferentes modos de representación, la conjetura y la demostración.