“Nos cuesta trabajo salir de nuestro puesto de trabajo, ir a un sitio extraño, para aprender algo que valoramos poco”, aseguró el Dr. Carlos Marcelo en el marco de su visita a la universidad.
Para el miembro del Comité Académico del Doctorado en Educación, la clave está en que los docentes son “aprendices autónomos”, que adquieren conocimientos para ejercer la docencia por su cuenta.
Además, porque “lo pedagógico está mal valorado” ya que, en las universidades, generalmente se aprecia más la investigación que la enseñanza.
Muchos docentes no ven la importancia del uso de metodologías activas de enseñanza y permanecen en el modelo de clases expositivas tradicionales.
Respecto a ello, Marcelo plantea que si bien los estudios de casos, el aprendizaje basado en problemas o el uso de las TIC en el aula son estrategias de aprendizaje interesantes, los docentes suelen decir: “en mi materia no me sirve”, “no se adaptan a mi curso”, “no me da el tiempo para introducirlos porque no puedo terminar de dar el programa”.
Entonces, ¿qué soluciones planteó? Por ejemplo, comentó que una de las innovaciones que se pueden poner en marcha es el acompañamiento de pares. En otras palabras, ciertos docentes con reconocimiento como “buenos profesionales”, apoyan a los otros.
También es posible generar grupos de docentes por facultad –que estén interesados en la docencia y que tengan formación en pedagogía– que actúen como mentores de los nuevos docentes.
“Evidentemente, esto tiene que ir acompañado de cierta política de las universidades de valorizar, de dar visibilidad a la docencia, a las buenas prácticas, a los buenos docentes, brindar premios a los proyectos de innovación y dar difusión a través de repositorios de experiencias innovadoras”, concluyó.