La Dra. Celia Rosemberg –miembro del Comité Académico del Doctorado en Educación– visitó Uruguay, para participar en el tribunal de la defensa doctoral de Claudia Cabrera.
En ese marco, reflexionó acerca de su tarea como directora del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología, Matemática y Experimental (Ciipme). También sobre los trabajos que, actualmente, está desarrollando, así como de la importancia y de los desafíos que supone investigar en educación.
¿En qué consiste tu trabajo como directora del CIPME?
El centro tiene una tradición de investigación en psicología experimental. Sin embargo, desde hace 15 o 20 años, se configuró –en mucha mayor medida– del modo interdisciplinario.
Hay varias líneas de investigación pero, la que venimos generando, está orientada a la psicología educacional, al análisis del discurso en el aula y al desarrollo psicolingüístico infantil. También a los procesos de alfabetización temprana en el nivel inicial, al aprendizaje de la lectura y de la escritura en la escuela primaria, así como al aprendizaje de segundas lenguas.
Son objetos de estudio profundamente interdisciplinarios. Uno estudia el discurso en el aula o las situaciones de enseñanza y atiende al lenguaje, pero las interacciones son sociales y psicológicas, debido a que hay mentes interrelacionadas. A la vez, son lingüísticas, porque el canal de comunicación es el lenguaje, pero están ancladas en un caudal de gestualidad, así que excede lo verbal propiamente dicho.
¿Cuáles son las características de su trabajo?
Buscamos hacer lo que se llama, por lo menos en Argentina, transferencia de resultados de investigación. En otras palabras, proyectos de intervención educativa.
Investigamos los procesos y cómo el lenguaje se usa y se desarrolla en los chicos. Al mismo tiempo, buscamos hacer propuestas de intervención educativa, que mejoren las prácticas de aula y que amplíen las oportunidades de desarrollo.
Realmente, para mí, la responsabilidad del investigador –como actor social– está en estudiar un objeto de estudio pero, si tiene algo para decir, debe tratar de incidir de algún modo en los procesos.
¿Qué están investigando actualmente?
Tenemos un programa de desarrollo lingüístico y cognitivo infantil, para chiquitos que viven en la extrema pobreza, en Buenos Aires. También un trabajo con chicos de las comunidades indígenas de Chaco, que busca la alfabetización intercultural.
Asimismo, estamos haciendo un estudio longitudinal del desarrollo lingüístico en bebés, desde los ocho meses hasta los tres años de edad.
El espectro mío va desde la psicología de la educación, hasta la psicología del desarrollo infantil.
¿Estás trabajando en todos esos proyectos?
No, yo dirijo una línea de investigación, conformada por diez personas. El trabajo de nuestro grupo, inserto en el Ciipme –centro del cual soy la actual directora por concurso–, está centrado en las temáticas que mencioné previamente.
A su vez, el Ciipme está conformado por 60 personas, aproximadamente. El modo de producir es, en gran medida, en colaboración. Estamos absolutamente interrelacionados.
Lo que siempre busco es articular lo que cada uno hace, ya que así es mucho más fácil y enriquecedor. Específicamente, los análisis en los que más participo son los que tienen que ver con vocabulario pero, es muy común, el trabajo en proyectos colectivos. No es que yo sea un caso raro en Argentina sino que, habitualmente, los investigadores de mi categoría funcionan así.
¿Cómo es el sistema científico argentino?
Es muy distinto al uruguayo. Hay un sistema, que es el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) –lugar al que el Ciipme pertenece–. Allí, los miembros de carrera de investigación son funcionarios del Estado, a los que se les paga específicamente para investigar.
Además, uno puede –como es mi caso– dar clases en la universidad. Sin embargo, el profesor que solo da clase no tiene tantas opciones para hacer investigación porque los sueldos son muy bajos. Habitualmente, tener una dedicación exclusivamente en la universidad es difícil.
¿Cuáles crees que son los dos o tres temas fundamentales para una agenda de investigación en educación?
Dos líneas que creo que son las más centrales del Doctorado en Educación: la formación docente y el uso de las tecnologías en la educación. Pero, además, creo que el discurso y la promoción del lenguaje en el aula es una línea fundamental. En mi opinión, esta última también debe ser objeto de la formación docente.
¿Es un ámbito inexplorado?
Lo que pasa es que lo que no se ve, se da por sentado. Para nosotros, adultos, el lenguaje es algo obvio. Uno tiene que hacer una acción específica para promoverlo en el entorno escolar, dado que es omnipresente. Entonces, no lo vemos y no atendemos a todo aquello que podemos hacer para promover su desarrollo.
Estamos preparados para desarrollar el lenguaje: tiene un componente que es innato. Sin embargo, los aspectos discursivos, la diversidad de vocabulario, el uso del lenguaje explicito, dependen de las oportunidades. Todo ello es objeto educativo y es muy importante que todos los niveles educativos lleven a cabo acciones para promoverlo.
Me parece que es un tema que debería incentivarse y que es totalmente articulable. Debería ser agenda. En ese sentido, Estados Unidos y Chile han trabajado bastante en ello. Tienen bastante en claro la importancia del desarrollo del lenguaje oral, que después se capitaliza para la lectura y la escritura.
Si dependiese de vos, ¿qué medidas tomarías para favorecer la colaboración entre los centros de investigación en Latinoamérica?
Yo creo que es súper importante. Hay oportunidades para generar proyectos conjuntos y creo que sería muy relevante tratar de generar una articulación.
Desde un punto de vista teórico, metodológico, la articulación con la Universidad ORT Uruguay –por la especificación que tiene hacia las tecnologías– me interesa mucho. Además, es un interés personal ya que, las investigaciones que estamos haciendo, implican un trabajo con grandes corpus de datos y con mucho trabajo computarizado.
Tenemos que ir buscando vías para concretarlo, pero hay que estar atentos a las oportunidades de financiamiento y demás. Actualmente, está bastante difícil la situación del financiamiento del sistema científico. Igualmente, yo siempre estoy muy atenta a ver cuáles son las opciones que hay, con vistas a alcanzar una colaboración regional que potencie los trabajos que, actualmente, estamos realizando.