“El docente actual no puede enseñar a los sectores más carenciados”, aseguró la Lic. Inés Aguerrondo, profesora visitante del Instituto de Educación de la Universidad ORT Uruguay y coordinadora de Innovación del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA).
No porque no sean capaces, dijo. A su juicio, la razón está en que cuando se configuró la formación docente se realizó en base a las características del estudiante de clase media, ya que los sistemas escolares no abarcaban a toda la población. No todos iban a la escuela: muchos niños estaban en el campo y otros tantos necesitaban trabajar.
“A mitad del siglo XX, cuando los sectores más populares comenzaron a asistir a las escuelas, empezó el desastre”, destacó. Pero manifestó que el problema no está en que los niños tengan carencias, sino en la formación del profesorado: “En América Latina, los docentes no egresan con las competencias necesarias para enseñarles a todos los estudiantes”.
Aguerrondo está convencida de que los Profesorados Universitarios en Educación Inicial y Primaria permitirán que “más chicos aprendan más”.
La formación para los docentes del futuro
“Los profesorados tienen la particularidad de no ser una formación teórica donde los estudiantes se sientan y escriben”, puntualizó Aguerrondo. “Nosotros decimos que formamos docentes con las competencias necesarias para enseñar”, agregó.
Los Profesorados Universitarios en Educación Inicial y Primaria son una propuesta educativa de grado. Tienen una duración de cuatro años y se dictan en la Universidad Católica Argentina.
Están basados en un modelo de formación por aptitudes llamado Aprendizaje Inclusivo y Efectivo (AIE). En otras palabras, un modelo en el cual los estudiantes desarrollan capacidades para resolver situaciones-problema complejos sobre la base de conocimientos, habilidades y aptitudes.
Para ilustrar, Aguerrondo explicó que en un examen de Psicología Evolutiva no se pregunta: “¿Cuáles son las ideas de Jean Piaget?”. En su lugar, es posible que se le pida al estudiante que vaya a almorzar con un niño, que observe su conducta en el marco de lo que Piaget diría y que determine en qué etapa evolutiva se encuentra.
No evalúan de forma tradicional, a través de una prueba escrita: trabajan sobre la base del desempeño de los estudiantes, en relación con los objetivos propuestos en las unidades curriculares.
Tampoco ponen nota; se apoyan en la retroalimentación. Primero, el estudiante se autoevalúa, luego sus pares le dan feedback y, por último, lo hace el docente. Todas las devoluciones quedan archivadas en un portafolio digital.
“Hacemos que los estudiantes vivan una clase no tradicional para que puedan enseñar de una forma no tradicional y, en el futuro, armar su clase de otra forma”, detalló Aguerrondo.
Un aprendizaje inclusivo
“Hoy en día la situación de escuela es penosa para todos los chicos”, sentenció Aguerrondo y agregó que “los estudiantes de las buenas escuelas tampoco aprenden como creemos que aprenden”.
Por ello, según la docente, una de las virtudes de estos profesorados es que promueven el aprendizaje “inclusivo y efectivo”: “La idea es que todos los estudiantes puedan enseñar en todo tipo de escuelas: de clase alta, baja, en las villas, en zonas carenciadas”.
“Creemos que todos los chicos son capaces de aprender y que todos los docentes pueden enseñar en todos los sectores, vengan de donde vengan los docentes, vengan de donde vengan los chicos”, añadió.
De hecho, Aguerrondo señaló que el perfil de los estudiantes es muy variado, dado que brindan becas al 30 % de la matricula perteneciente a los sectores más carenciados.
La respuesta, de acuerdo con lo que expresó, ha sido “excelente”. Los Profesorados Universitarios en Educación Inicial y Primaria comenzaron en 2017 con 54 estudiantes. En 2018, tuvieron 49. En 2019, la UCA comenzará a formar a la tercera generación.
La inspiración: el modelo de Alverno College
La iniciativa de la UCA está basada en el modelo implementado por Alverno College, centro educativo ubicado en Milwaukee, Wisconsin.
Hace más de 10 años, en una revista cuyo número estaba dedicado a la formación docente, Aguerrondo descubrió la propuesta de Alverno y le pareció “interesante y distinta”. Una amiga en común conocía a la decana de la institución y le organizó una reunión para ver cómo trabajaban.
Estuvieron ocho años preparándose para abrir: del 2008 al 2016. Los docentes de la UCA sabían cómo dictar una clase tradicional, pero el nuevo modelo implicaba una forma de enseñanza diferente.
Se formaron con profesionales de Alverno College y estudiaron cómo podrían implementarlo en Argentina y en la universidad. También armaron una Red de Escuelas Innovadoras –que en la actualidad cuenta con 50 centros adheridos– en la que los estudiantes de los profesorados realizan sus prácticas.
“Nosotros nos embarcamos en esta iniciativa porque hay una crisis mundial de la formación de profesores y creemos que esta es una muy buena alternativa”, precisó Aguerrondo.
La importancia de innovar en educación
En palabras de Aguerrondo, la educación latinoamericana está “muy atrasada”. Eso se refleja en la respuesta de los jóvenes, que se aburren en las clases. “Lo mejor que nos puede pasar es que los chicos que están en secundaria no se quieran quedar y se vayan”, afirmó. “Si tuviéramos una juventud que aguanta lo que le damos y se queda tranquila, ¿qué futuro tenemos?”, preguntó.
La docente indicó que esos mismos estudiantes, luego se divierten “resolviendo problemas complicadísimos en la computadora, haciendo trabajos con otros amigos o yendo a un campamento”.
Por ese motivo, cree que la generación adulta “no ha sabido armar una oferta que le interese al joven para seguir su camino en el conocimiento, en la profesionalidad, en el aprendizaje”. ¿Por qué no se ha logrado? Para Aguerrondo, se explica por un “entramado de modelos mentales, por los intereses creados y por la poca mirada de largo plazo”.
Por eso la docente recalcó el papel de la innovación, así como la importancia de generar mejoras en el sistema educativo.
“Los cambios se están generando en todas partes: desde el Uber hasta el robot. Y la gente se queja un poco pero se adapta. Nosotros, en educación, lo único que decimos es: ‘Tenemos que volver a la escuela antigua’. Y no se nos ocurre que los estudiantes pueden aprender de otra forma y en otro contexto”, concluyó.