"Acabó la época de trabajar solos"

Discurso de la Mag. Verónica Dentone, egresada del Master en Gestión Educativa, durante la ceremonia de graduación 2011 del Instituto de Educación de la Universidad ORT Uruguay.

Autoridades académicas y administrativas, estimados profesores, tutores, familias y compañeros, muy buenos días y ante todo, muchas gracias por estar hoy aquí, en un momento tan especial.

Es para mi un honor, una gran responsabilidad y un verdadero placer representar a mi generación del Master en Gestión Educativa en esta ceremonia, donde celebramos la culminación de una etapa muy importante en nuestras vidas: nuestra graduación.

Durante estos días en los que enfrenté el reto de preparar el discurso de graduación, un cúmulo de vivencias se apoderaron de mí, ¡cuántas cosas para expresar!

Suele ser complicado ordenar las ideas y darle un sentido lógico a nuestros pensamientos. Sin duda, es momento de recuperar trozos de nuestras vivencias. Para llegar a este presente, debimos luchar el ayer... Así vino a mi memoria aquella tarde de 2008, en que llegamos a la Universidad.

Un grupo de docentes con expectativas, que deseábamos encontrar respuestas a tantas interrogantes que nos movilizaban desde nuestra profesión docente. Llegamos a la Universidad ORT Uruguay desde distintos puntos del país, buscando asirnos de instrumentos de actuación, frente a una sociedad que nos demanda cada día más y a la que debemos, necesariamente, responder.

El tiempo transcurrió y encontramos respuestas que fueron enriqueciendo nuestra profesión docente. En general, quienes toman la iniciativa de iniciar un postgrado son profesionales inquietos, creativos, que presienten que pueden aportar mucho a la educación, pero que no cuentan en su haber con las herramientas suficientes para hacerlo.

Y eso es lo que identificó a este grupo durante todo el proceso: un grupo de profesionales comprometidos, afectuosos, solidarios, con valores personales, siempre pendientes en colaborar para que nadie se quedara en el camino por desánimo, por cansancio, por soledad.

Por todo eso, hoy deseo enfatizar este reconocimiento especial al grupo de compañeros con los que compartimos horas de trabajo, horas de estar en la universidad, luego de nuestras largas jornadas de trabajo. No faltaron correos que nos arrancaban una sonrisa cuando teníamos deseos de llorar, mensajes de aliento cuando todo era desazón, emociones por los logros y pena por quienes iban quedando por el camino.

Hoy nos reencontramos para disfrutar de este gran logro, fruto de la voluntad, la persistencia, el esfuerzo sostenido, del no bajar la guardia, del no rendirse nunca. Sin duda que, muchas veces, tuvimos intenciones de caer, de bajar los brazos… Y allí aparecía un compañero, un profesor, el tutor, María Inés, Fernando para darnos el impulso, el aliento.

Así trabajamos incansablemente en pos de nuestros objetivos… Pero sin perder de vista el camino. Porque el camino es el que nos enseñó la mejor forma de llegar y nos enriqueció mientras lo estábamos transitando.

Durante nuestra formación hemos aprendido, entre otras cosas, a ver y explicar complejas realidades, lo que nos permitirá, como gestores, tomar los caminos correctos con un sólido fundamento. Y, desde este lugar de formación de postgrado, nos abrimos a la comunidad, para dar conocimiento, calidad, enseñanzas. 

Ya sabemos adónde queremos ir y estamos preparados para conducir y ocupar los cuerpos académicos nacionales. Como generación, nos convertimos en una comunidad académica y aspiramos a seguir siéndolo: un gran equipo de profesionales, que se unen para demostrar que acabó la época de trabajar solos, que necesitamos los unos de los otros.

Sin temor a equivocarme, en nombre de todos quienes hoy egresamos, puedo decir que aquí hemos sido felices; que habrá en nuestras carreras un antes y un después de esta experiencia y que ni aún en los momentos de cansancio y desorientación nos arrepentimos de haber tomado la decisión de continuar nuestra formación en esta prestigiosa universidad. Nos hemos convertido en “hombres y mujeres preparados para ejercer en la sociedad del conocimiento”.

Egresamos fuertes, con entusiasmo, con optimismo, con ideas, dispuestos a conquistar nuestro lugar en la sociedad y a conducir nuevos emprendimientos. Aprendimos a enseñar mejor y queremos enseñar a enseñar mejor.

Transitar por la universidad nos ha hecho cambiar la forma de ver el mundo, nada se ve como antes. Somos portadores de saberes que se han integrado en nosotros, para aportarlos a la comunidad educativa, con la única meta de hacer –a través de la educación– una sociedad mejor, convencidos de que es posible una mejor educación de la que tenemos.

Ya no tenemos excusas para el fracaso, solo razones para el éxito. Ha sido nuestro esfuerzo y el de muchos el que nos ha traído hasta aquí.

Hoy, autoridades presentes, ponemos nuestros logros al servicio de la educación pública y privada y deseamos que cada tesis pueda aportar a la modernización de la educación. Los egresados del Master en Gestión Educativa de la Universidad ORT Uruguay ofrecemos nuestra capacidad crítica y de análisis al sistema educativo como herramienta de transformación cultural.

En estos momentos, todo se mezcla: sentimientos, imágenes, palabras, todo puede resumirse en un profundo suspiro de satisfacción, en una sonrisa, en un momento de paz con la mirada en el futuro. Ustedes y nosotros, todos hemos sido el camino.

Las satisfacciones que, a nivel profesional, podamos tener podrán ser numerosas... Pero creo que ninguna podrá igualarse a la íntima alegría de la superación personal.

Ser egresado de un postgrado de la Universidad ORT Uruguay representa un orgullo personal, un reto profesional y una carta de presentación para las metas que cada uno requiera. Si estamos aquí hoy es gracias a todos ustedes porque nos ayudaron, nos apoyaron y nos dieron la confianza para seguir adelante.

Esta celebración, pues, es de todos. Nuestra graduación es un mérito personal, pero también el fruto de un esfuerzo colectivo. Nuestro postgrado es un trabajo de equipo, porque nada puede hacerse sin nuestro esfuerzo, es cierto, pero tampoco nada puede hacerse sin el apoyo moral, afectivo y hasta financiero de nuestras familias, que proporcionaron contención, comprensión, amor e inteligencia para la realización de nuestro trabajo.

La aceptación de nuestras ausencias, de nuestros "hoy no puedo, debo entregar una tarea", porque a lo largo de nuestro postgrado hemos apelado a la familia, quizás porque sabíamos que su amor es incondicional y, por eso, podíamos hipotecar fines de semana enteros frente a la computadora o un libro, noches de insomnio, vacaciones leyendo.

Y como el agradecimiento es un sentimiento, una actitud interior que no perece si es auténtico, quisiera expresar mi gratitud a los profesores que siempre nos ofrecieron sus opiniones valiosas, su conocimiento, su experiencia y aliento. A los tutores, pilares fundamentales en las etapas de investigación, por su aliento, su apoyo, su estímulo, sus aportes, esenciales en todo momento, que siempre compartieron su entusiasmo y la agudeza que incentivó nuestras ideas.

También quisiera agradecer a las instituciones con las que trabajamos, que nos abrieron sus puertas y creyeron en nuestro trabajo. Y muy especialmente a nuestros referentes en el Instituto de Educación, María Inés, Ana y Fernando, siempre presentes para lo que necesitábamos, sea material, intelectual o afectivo.

Y vaya si Fernando es parte de este momento, pieza clave… En los días de entrega, brindando soluciones, recordándonos compromisos… No hay palabras… Lo volvíamos loco y él nos regalaba una sonrisa.

Compañeros, ya estamos dentro de ese porcentaje mundial de profesionales con postgrado, que para nuestro país es una hazaña. Deseo finalizar con el pensamiento de León Felipe, que nos aportó Maria Inés, y que resume nuestro proceso: “No se trata de llegar solos y pronto, sino de llegar entre todos y a tiempo”.