Buenas tardes a todos: autoridades, profesores, compañeros y familiares. Es un gran honor estar hoy junto a ustedes compartiendo esta ceremonia de graduación. Me pidieron que diga algunas palabras y creo que es importante mirar hacia atrás, para definir el camino que nos permite estar hoy aquí. Este es, sin dudas, un momento de reencuentro, celebración y reflexión.
Recuerdo el día en que llegamos por primera vez a la Universidad. Era abril de 2011 y nos veíamos por primera vez. Todos compartíamos inquietudes, nervios, sueños y estaba claro que habíamos aceptado el desafío que implica continuar estudiando.
Así pasaron los dos primeros semestres. Los diferentes seminarios y talleres nos ayudaron a profundizar en temas relacionados a la enseñanza, el aprendizaje y la innovación educativa. Para muchos –y me incluyo– esos primeros semestres significaron un primer acercamiento a la investigación educativa.
El primer gran desafío de la carrera llegó con la elección del tema de investigación y el proyecto de tesis. Fueron meses de mucha indecisión y búsqueda, en los cuales aprendimos que hacer las preguntas indicadas era clave para buscar respuestas a los problemas educativos.
Y así llegó el momento de comenzar a investigar. La elaboración de la tesis fue un punto de quiebre. Enfrentamos el desafío de producir una investigación: planificar, diseñar y aplicar instrumentos de recolección de datos, analizar y elaborar conclusiones. No fue fácil, pero aceptamos el desafío y lo cumplimos.
Alguien dijo en otro discurso de graduación: “Busca un grupo de gente que te rete e inspire, pasa mucho tiempo con ellos y cambiará tu vida. Nadie está aquí hoy por haberlo hecho por sí solo”.
Y es por eso que, además de reconocer el apoyo de la Universidad, docentes, tutores y mis queridos compañeros y colegas de generación, quiero recordar a quien estuvo con nosotros en el inicio de este camino. Nuestro coordinador Fernando Devincenzi fue, para todos, un pilar imprescindible.
Cada llamado y palabra que recibíamos de su parte eran alentadores. Siempre estábamos seguros que la respuesta que recibiéramos de él iba a ser segura, que iba a despejar nuestras inquietudes. De Fernando recordamos hoy su paciencia y la sensación que nos transmitió siempre: todo se va a solucionar de algún modo.
Colegas, hoy concluimos nuestra maestría y cada uno parte hacia caminos diferentes. Les deseo mucho éxito, que alcancen todas sus metas y que sean felices. Continuemos haciendo de la educación la actividad que nos define frente a los demás y que nos enorgullece.