¿Y ahora qué?

6 modelos de innovación económica y socialmente sustentables. En este marco, resulta fundamental la intersección entre tres factores claves como: 1. la introducción de las TIC en los procesos educativos (Buckingham, 2013); 2. la adaptación y renovación permanente de los conocimientos (Gibbons, 1994); 3. el dominio de un nuevo set de competencias, la competencia inter-cultural, el desarrollo de la capacidad de emprendimiento, y la habilidad para (des y re)aprender de manera constante (Cobo y Moravec, 2011). Es sabido que aprender utilizando las TIC requiere un planteamiento metodológico distinto al de exclusiva adquisición de contenidos (The British Department for Education, 2013). De igual modo, evaluar este tipo de aprendizajes no debe centrarse únicamente en determinar la adquisición de contenidos sino en el dominio de las llamadas competencias para el siglo XXI (Goleman, et al., 2013). Con el fin de responder a los desafíos de esta época de complejidad resulta fundamental promover habilidades como la creatividad, la colaboración, la empatía, el liderazgo y la capacidad de innovación. Existe una inminente necesidad de repensar los sistemas educativos para evitar ahogar la creatividad de los estudiantes. Es decir, repensar un sistema educativo tradicionalmente basado en el control con el fin de instaurar uno centrado en diversas formas de crear empoderamiento, intercambios de saberes/experiencias y adaptación de manera sistemática. El alumno-estudiante necesita un entorno que estimule sus capacidades creativas y el sistema educativo para favorecer las condiciones y que pueda seguir desarrollando esa creatividad. Así lo demuestran las investigaciones de Jenkins (2006) del MIT entre otras. La finalidad principal de la Educación es que cada sujeto pueda alcanzar un grado óptimo de bienestar social y emocional, por lo que la educación con sentido de comunidad debe ocupar un lugar privilegiado en los sistemas educativos. Para ello los programas de formación docente deben dedicar una mayor atención al desarrollo y actualización permanente de competencias (funcionales pero también a las “blandas”) (Cobo, 2013). Aquí resulta fundamental una mayor articulación entre familia, escuela y comunidad; la educación por tanto no es, ni puede ser exclusiva de las instituciones educativas (Thomas y Brown, 2011). Hoy más que nunca es posible aprender en cualquier lugar de la sociedad. Para ello debe existir conexión y cooperación entre familia, educación formal y comunidad. La Educación es una cuestión de toda la sociedad. Sin embargo, esto implica apostar por transformaciones profundas en las estructuras de formación tradicional (Cobo y Moravec, 2011). A partir del año 2007, se implementa el Plan Ceibal (Conectividad Educativa de Información Básica para el Aprendizaje en Línea), situando a Uruguay “como el primer país en todo el mundo en implementar un proyecto de esta naturaleza y magnitud relacionado con la integración curricular de las Tecnologías de la Información y la Comunicación” (Báez y Rabajoli, en Balaguer, 2009). Luego de varios años de instalar y sostener una política pública de fuerte impacto social, el Plan Ceibal, pionero en la Región, ha justificado la inclusión de las TIC desde varios lugares: democratizando el conocimiento, garantizando mayor justicia social y educación de calidad para todos, y tratando de convertirse en una “ventana de oportunidad”

RkJQdWJsaXNoZXIy MTMxMDk1