Oportunidades de Aprendizaje

Hoy el desafío es producir algo más que un mero cambio o mejora del modelo educativo tradicional. Como se ha dicho, no se trata de reformar el viejo sistema (eso es lo que ha fallado hasta ahora) sino de buscar cómo se reemplaza el modelo organizativo que fue propuesto por la modernidad para transmitir conocimiento ‘socialmente válido’ de manera masiva. E se modelo fue importante en su momento pero hoy está en franco agotamiento. Por su complejidad y profundidad, este no es un cambio posible de ser planeado, pero sí posible de ser reconocido y alentado si se orienta la reflexión hacia elementos que permitan reconocer embriones del nuevo dispositivo organizativo que está generando la sociedad actual (sociedad del conocimiento) para transmitir el nuevo conocimiento válido (pensamiento complejo) de manera justa y equitativa a todos. Estamos frente a cambios externos al sistema educativo que afectaron profundamente el viejo modelo escolar, cambios como el aumento de la cobertura educativa y la obligatoriedad, la pérdida de algunos contenidos considerados clásicos para la cultura de la humanidad, la aparición de nuevas tecnologías y la globalización mediática. Esta no es una crisis temporal sino estamos frente a un cambio cultural y cualquier solución superficial, puede resultar en fracaso. Por lo tanto, es necesaria la transformación radical del modelo educacional para que pueda adaptarse a un nuevo modelo cultural. Las actuales instituciones no han podido adaptarse a todos estos cambios y lo que se ha hecho en la mayoría de los casos es intentar adecuar de manera forzada el sistema ya existente a las demandas de un nuevo contexto. Es por esto que en los últimos años se han propuesto cambios en el dispositivo escolar. Tiramonti (2011) habla de la necesidad de un “cambio en el paradigma cultural de la escuela” que haga posible incluir lo diferente para lograr una superación de la segregación, generándose una nueva identidad escolar “asociada con su función cultural y no meramente disciplinadora de poblaciones potencialmente riesgosas”. En contraste los criterios de “separar, clasificar, estandarizar, homogeneizar, diferenciar y excluir lo que no se adapta al molde, fueron criterios a partir de los cuales se organizó la escuela moderna” (Tiramonti, (2011, págs. 32-33). Este modelo hizo que se dialogara con una parcialidad cada vez más restringida de la cultura y se excluyeran muchas manifestaciones culturales. Por lo tanto, se torna necesario realizar las adaptaciones didácticas y pedagógicas apropiadas para adaptar las oportunidades de aprendizaje a los cambios cognitivos en los jóvenes. Ha cambiado la organización del tiempo y el espacio y hoy se requiere aprendizaje autónomo y cooperativo, investigación y discusión así como un profesional de la enseñanza capaz de articular todo esto. La demanda de la sociedad del conocimien to: ‘aprender’ y no ‘enseñar’ La enseñanza ha sido, tradicionalmente, el punto de partida de la reflexión pedagógica y didáctica y también del modelo mental predominante en la sociedad cuando se piensa en cómo educar. Los primeros intentos de modificar esta perspectiva 3 no tuvieron peso más allá de los círculos especializados, proceso 3 Fue básicamente con la revolución paidocéntrica , con el movimiento de la escuela nueva, cuando esta perspectiva se modifica para pensar la educación centrada en el niño (el sujeto que aprende). “El movimiento de la escuela nueva procura cambiar la responsabilidad de la educación, de la tarea del profesor a la autoactividad del alumno , y redefine los roles de la institución y de los que participan en ella” (Feldman, 2009).

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