Oportunidades de Aprendizaje

Hoy, frente a la realidad de los recursos limitados (y a menudo mal utilizados), los gobiernos y las sociedades de América latina y el Caribe se encuentran en una disyuntiva que requiere respuesta urgente: o continúan ofreciendo una educación de poca calidad para la mayoría y solo se ofrece educación de excelencia a muy pocos; o se buscan diferentes opciones integrales para ofrecer una educación de calidad para todos, que responda a los retos de las sociedades contemporáneas. Los sistemas escolares, como los conocemos hoy en día, nacieron en un momento de la historia en que se requería masificar la distribución del conocimiento. En América Latina y el Caribe (y en el mundo) su cometido se cumplió eficazmente al facilitar los esquemas que llevaron la educación básica para todos, ya que se logró ofrecer las bases para la adquisición de conocimientos mínimos. Pero frente a los retos del Siglo XXI y el surgimiento de la sociedad del conocimiento pareciera que este modelo educativo está agotado. Las bases estructurales donde se asentaba - el tipo de conocimiento a transmitir, las características de quienes aprenden, la manera cómo se organiza el aprendizaje, el oficio de la enseñanza y los productos que se requieren para este fin, entre otras cosas - han cambiado tan sustancialmente que se necesita de un verdadero cambio de paradigma educativo. Una combinación de indicadores inapropiados y escasa responsabilidad por los resultados han frenado significativamente la mejora educativa. El desafío es grande ya que se han heredado del pasado deudas que reclaman adecuada satisfacción pero, al mismo tiempo, la educación latinoamericana tiene que dar el salto hacia el siglo XXI y emprender las nuevas tareas de las cuales dependen el crecimiento económico, la cohesión social y la integración cultural, el acceso a tecnologías y la formación ciudadana. Alrededor del mundo existen diferentes esfuerzos para responder a estos retos y buscar nuevos modelos. En particular, muchos se han focalizado en estudiar cómo aprende el ser humano y en diseñar modelos con elementos que favorecen el aprendizaje. Ellos son relevantes y deben ser tomados en cuenta para América Latina y el Caribe. Sin embargo, las soluciones que se están gestando, y el pensamiento alternativo detrás de ellas, con frecuencia tienen que ver con realidades diferentes a la latinoamericana. Estas líneas de pensamiento no pueden ser adoptadas como modelo incuestionable dadas las diferentes condiciones (económicas, políticas, sociales y geográficas) que nos caracterizan. Y es en ese marco que sugerimos un debate informado en torno a las siguientes interrogantes: − ¿Cuáles son los ¨paradigmas de aprendizaje¨ emergentes frente al sistema tradicional? − ¿Qué iniciativas emergen como innovadores o alternativas para brindar respuestas más adecuadas a las necesidades de aprendizaje de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, según criterios de cambio profundo?

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