Oportunidades de Aprendizaje
2. LOS ANTECEDENTES ¿QUÉHAPASADOHASTAAHORA? El reconocimiento de la inequidad y la preocupación por una educación más justa han estado presentes históricamente en la región tanto en las producciones académicas cuanto en las decisiones de política educativa. La región ha avanzado mucho en la disponibilidad de información que describe la injusticia educativa. El avance ha estado en que de una primera mirada macro de las estadísticas censales (escolarización, deserción, repitencia) se ha pasado a miradas más sofisticadas que permiten ver la distancia entre sectores sociales, razas y género. Pero son muchos menos los casos en los que se avanza en análisis empíricos que profundizan la descripción de los mecanismos centrales que dan cuenta de estos resultados y ayudan a diseñar políticas y estrategias concretas para la superación de los problemas. En paralelo, sobre todo a partir de los 2000, se registran descripciones y reflexiones referidas a los procesos de cambio macro, producto del desarrollo de estrategias de reforma educativa que abundan en la región a partir de la década de los ´90, pero no es tan profusa la reflexión sobre el contenido del cambio que, en general, es de tipo remedial y no de modificación de las condiciones estructurales el modelo tradicional. Durante las últimas dos décadas se han dictado nuevas leyes de educación en la casi totalidad de los países de la región. Son normas que se estructuran en torno a una comprensión de la educación como un derecho, y proponen horizontes cada vez más altos respecto a la formación de las nuevas generaciones. Hay, por otro lado, un gran énfasis puesto en las políticas públicas en educación para el cambio educativo, que se acompaña por un resurgimiento en el sector privado en el mismo sentido. Si bien puede decirse entonces que, como formato general, los sistemas escolares y las escuelas se siguen manteniendo dentro de los cánones clásicos, una mirada a las experiencias educativas de la región demuestra la profusión de intentos de todo tipo que se han encarado. La escuela y los sistemas escolares nacieron con el ideario republicano de superar injusticias de origen y enfrentar las diferencias ‘naturales’ con que se organizaba la sociedad. Sin negar que este objetivo se cumplió en cierta medida, hacia la mitad del siglo XX se vio claramente que la formación social capitalista era capaz de re-significar mecanismos virtuosos en círculos viciosos 6 y hacia finales de ese mismo siglo se tuvo clara idea de que este fenómeno adquiría en América Latina características específicas transformándola en la región del mundo con la mayor inequidad 7 . No obstante, el reconocimiento de la existencia de esa inequidad y la preocupación por una educación más justa han estado presentes históricamente en la región tanto en las producciones académicas como en las decisiones de política educativa. En ambos casos se cuenta con un cúmulo de aportes que hacen posible una reflexión prospectiva y abren espacio para una discusión constructiva para reconocer cuáles son las perspectivas para lograr mejores oportunidades de aprendizaje para niños, niñas y jóvenes en América Latina y el Caribe. 6 Estos análisis surgieron en las décadas de los ’60, ’70 y ’80 principalmente en Francia y los Estados Unidos de la mano de Lo uis Althusser con su teoría los aparatos ideológicos del Estado y de Christian Baudelot y Roger Establet quienes ofrecen datos empíricos acerca de las "dos redes de escolarización"; también Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron que ponen el énfasis en la "reproducción cultural" en Francia. En los Estados Unidos, se destaca por un lado Basil Bernstein y por otro Samuel Bowles y Herbert Gintis con su "teoría de la correspondencia". 7 “América Latina es la región más desigual del planeta. Con un coeficiente de Gini1 de 0.53, la región latinoamericana es 19% más desigual que el África Subsahariana, 37% más desigual que el Este Asiático y 65% más desigual que los países desarrollados (Lustig, 2011). Así pues, las brechas económicas, sociales, culturales y políticas que aparecen entre ricos y pobres, entre urbanos y rurales, entre “indios” y “occidentales” se hacen cada vez más profundas, a pesar de los esfuerzos de muchos Estados, de los visibles reclamos de los movimientos sociales y de las alertas de la academia (CEPAL, 2010a, 2010b; López-Calva y Lustig, 2010, UNRISD, 2010).” (Cuenca, 2012:8)
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTMxMDk1