Oportunidades de Aprendizaje

Estos cambios en el entorno son tan drásticos que parecería que estamos en un escenario en el que no alcanza con encarar ‘reformas’ con cambios superficiales al sistema educativo, como se hace habitualmente, sino que la profundidad de los cambios en el entorno obligan a una nueva visión acerca de cuál es el problema, cómo se lo define y cuáles son las alternativas frente a él. Los cambios necesarios parecen ser mucho más profundos de lo que habitualmente se conceptualiza. La presencia de una serie de crisis, unas dentro de las otras, complejizan la cuestión hasta transformarla en un problema diferente. Por detrás de la crisis educativa, pareciera que en la actualidad se transita por una verdadera mutación que acompaña (con ritmo diferente) la mutación de otros procesos: Denis Bruno habla de la mutación respecto de la participación política (Bruno, 2006); François Dubet, respecto de la escuela (Dubet, 2006). En este escenario de crisis superpuestas, se aprecian las crisis en la superficie pero, por debajo, la mutación se produce oculta a la apariencia, y es necesario de-velarla. Hay una diferencia sustantiva interesante en la definición de estas dos ideas, que se aclara más si se recurre al campo de la biología. La crisis es un desorden considerable en el desarrollo de un proceso, pero no afecta al proceso como tal ya que, luego de superada la crisis, se vuelve al proceso anterior. Es decir, supone un cambio reversible. La mutación es mucho más profunda: son alteraciones producidas en la estructura o en el número de los genes o de los cromosomas de un organismo vivo, que se transmiten a los descendientes por herencia. El organismo no es el mismo luego de la mutación. Se produce una transformación estructural e irreversible. (Aguerrondo, 2008, págs. 70-71) Esta parece ser la situación de la educación en la actualidad. Los sentidos tradicionales que la caracterizaron en el origen han cambiado totalmente. Tanto las instituciones educativas como el proceso de enseñanza han perdido el pie frente a cambios externos e internos que no son reversibles. Hay una transición de etapas desde la modernidad y algunas instituciones que fueron útiles en un momento, ahora no lo son. Pero falta la visión del nuevo sentido, lo que produce mucha incertidumbre y reclama respuestas, porque pareciera que hoy “casi la única certeza que tenemos es que lo que t enemos, como está, no sirve: la estructura de la escuela viene de un mundo que ya no existe”. (García Huidobro, 2001: 217)

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