Gobernanza en la Educación Chilena y Uruguaya

15 por el alumnado entre escuelas, y de manera indirecta, incentiva una más eficiente asignación de recursos. Además, esta forma estimula una mayor oferta educativa y las escuelas buscan diferenciarse para atraer un mayor número de alumnos (Aedo y Sapelli, 2001, Hoxby 2003). Debates y controversias Existe en la literatura especializada en determinantes económicos del desempeño escolar un acalorado debate sobre si el tipo de modelo provisión-financiamiento tiene algún efecto sobre los logros académicos de los alumnos (Hanushek, 2002, Hoxby, 2003, Rouse y Barrow, 2009). Los autores que afirman la existencia de una relación positiva, la atribuyen a un incremento en la competitividad entre escuelas y una mayor capacidad para elegir, lo que aumentaría la efectividad escolar. La pregunta relevante sería si – ceteris paribus - el desempeño académico de las escuelas privadas excede al de las escuelas públicas. Y no se trata de una pregunta de fácil respuesta, ya que, en la práctica, no es fácil distinguir los efectos de las características no observadas de las diferentes poblaciones que concurren a cada tipo de centro sobre el desempeño académico. La implementación de uno u otro modelo no produce necesariamente una mayor eficiencia y/o equidad. Los resultados de estos modelos están mediados por las características de los sistemas educativos específicos en los que son implementados. Una variable obviamente importante es la cantidad de dinero que el estado aporta en forma de vouchers en el caso de financiamiento a la demanda, o la cantidad de recursos por alumno a cada escuela en el caso del financiamiento de la oferta. Sin embargo, como ha sido ampliamente documentado, no existe una relación mecánica entre la cantidad de recursos y los resultados educativos (véase por ejemplo (Hanushek, 1986, 2003; GDN; 2009; Balu, Patrinos y Vegas, 2009). 2.3. Rendición de cuentas 2.3.1. Conceptualización No es posible brindar una definición operativa de rendición de cuentas sin primero cuestionar a quién y con qué propósito rendir cuentas (Campbell, 2007; McMeekin, 2008). En general, el concepto refiere a la necesidad de responsabilizar a los actores por sus acciones y posteriores resultados (Mc Meekin, 2002). Para realizarlo, es necesario contar con canales efectivos de comunicación, información clara en lo referente a cada actor (PREAL, 2003; McMeekin, 2008) y la asignación de recursos disponibles (Corvalán, 2006), así como ciertos mecanismos de control (Uhr, 1993). La noción de “rendición de cuentas” está por lo tanto intrínsecamente ligada a la idea de responsabilidad (Corvalán, 2006). Existe consenso respecto a que la “rendición de cuentas” implica, sobre todo, una relación entre dos o más actores con la intención de establecer un sistema claro de responsabilidades y consecuencias a sus acciones. Un

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