Gobernanza en la Educación Chilena y Uruguaya

14 descentralizados sean más efectivos a la hora de mejorar la calidad de la educación. La mayoría de los autores resalta que los procesos de descentralización deben incluir una clara asignación de responsabilidad a cada actor del modelo. No existe, sin embargo, evidencia clara en lo referente a la efectividad de las diferentes formas de descentralización. 2.2. Provisión y financiamiento educativo 2.2.1. Conceptualización Se debe realizar una primera distinción analítica entre el concepto de financiación , por un lado, y provisión de servicios educativos , por el otro. Si bien existe amplio consenso respecto a que el estado debe participar en la educación – debido a las externalidades positivas generadas por la educación, como ser la habilidad para promover equidad entre los ciudadanos – se observa una mayor divergencia al discutir si el estado debe o no brindar los servicios. En resumidas cuentas, se pueden dividir los modelos de educación provisión-financiamiento en dos tipos o esquemas básicos: a) un modelo en el que el estado está tanto a cargo del financiamiento como de la provisión, eventualmente compartiendo la responsabilidad con la escuela que brinda un servicio privado y que cuenta con financiamiento privado. En este caso, el estado financia la provisión de educación según el personal e infraestructura de las escuelas; b) un modelo en el que la provisión de servicios está circunscripta a la esfera privada y en la que el estado aporta un mínimo de financiamiento. En este caso, el estado generalmente financia a las escuelas según el número de alumnos que concurren, lo que quiere decir, según la demanda. Este esquema muchas veces coexiste con provisión y financiamiento completo tanto público como privado. En el caso del modelo de financiamiento de la oferta, las autoridades centrales o regionales definen los criterios y parámetros para la distribución de recursos a las escuelas (como por ejemplo, el número de personal contratado con el que un centro puede contar para un número dado de alumnos). De aplicarse estos criterios con rigurosidad, no debería haber una alta dispersión en la asignación de recursos entre escuelas con similar número de alumnos. Se trata del modelo dominante en América Latina y el prevalente para el caso uruguayo. Por el contrario, en el caso de financiamiento a la demanda, las escuelas reciben fondos según el número de alumnos inscriptos y las características de las materias que cursan (por ejemplo, nivel y grado de la escuela). En este modelo, cada escuela decide cómo aplicar los fondos según sus necesidades educativas. Se argumenta que esta forma de financiamiento estimula la competencia

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